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Par metanoia1 le 10 Novembre 2011 à 22:52
P. ÁNGEL PEÑA O.A.R.
MARTA ROBIN
UN MILAGRO VIVIENTE
LIMA – PERÚ
MARTA ROBIN, UN MILAGRO VIVIENTE
(50 años sin comer, ni beber, ni dormir)
Nihil Obstat
P. Ignacio Reinares
Vicario Provincial del Perú
Agustino Recoleto
Imprimatur
Mons. José Carmelo Martínez
Obispo de Cajamarca (Perú)
ÁNGEL PEÑA O.A.R.
LIMA – PERÚ
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ÍNDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN
PRIMERA PARTE: SU VIDA
1.- Ambiente social.
2.- Sus padres.
3.- Infancia y adolescencia.
4.- De los 16 a los 25 años.
5.- Acto de abandono total.
6.- Otra grave enfermedad.
7.- El demonio.
8.- Reporte médico.
9.- El padre Finet.
10.- Muerte de sus padres y hermano.
11.- Los visitantes.
12.- Muerte de Marta.
SEGUNDA PARTE: FENÓMENOS EXTRAORDINARIOS
1.- Fenómenos sobrenaturales.
a) Los estigmas. b) Bilocación.
c) Inedia. d) Conocimiento sobrenatural.
e) Hostias voladoras. f) Apariciones.
g) Milagros en vida. h) Milagros después de su muerte.
i) Otros fenómenos.
2.- La gran Revelación.
3.- Los Foyers.
4.- Algunos pensamientos de Marta.
REFLEXIONES.
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
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INTRODUCCIÓN
La vida de Marta Robin es un milagro viviente. Más de 50 años de su existencia la pasó sin comer, sin beber y sin dormir. Más de cuarenta años estuvo ciega y paralizada sin poder moverse en absoluto. Su vida es realmente un milagro permanente de Dios, pues sólo vivía de Dios y para Dios, alimentándose solamente de la comunión.
A pesar de su inmovilidad, de su ceguera y de vivir en una pequeña habitación casi totalmente a oscuras, pues sus ojos eran tan delicados que no podían recibir ni un pequeño rayo de luz, ella fue una mujer inmensamente activa. El poder de Dios se manifestaba en ella de modo tan patente que durante su vida la visitaron más de 103.000 personas, entre ellas importantes autoridades de la Iglesia y de la política.
Fundó los Foyers de charité (casas de retiro espiritual) en más de 70 países y ayudó a miles de personas, organizando retiros espirituales y enviando paquetes de ayuda a encarcelados y a las misiones.
Jesús le imprimió sus llagas para que se asemejara más a Él y todos los viernes, durante más de 50 años, vivió la Pasión dolorosa de Cristo en su propio cuerpo, ofreciendo sus sufrimientos y oraciones por la conversión de los pecadores, por las almas del purgatorio y por las necesidades del mundo entero, empezando por las de los Foyers, los sacerdotes y las de su propio país, Francia.
Tenía el don de consejo, de bilocación y de discernimiento de espíritus. Muchos hablan de milagros patentes realizados por su intercesión en vida y después de su muerte. Leer su vida es una bocanada de aire fresco para quienes no tienen fe o la tienen muy débil. Por ello, deseamos que ella les ayude a creer en Dios y a amarlo de todo corazón.
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PRIMERA PARTE
SU VIDA
1. AMBIENTE SOCIAL
La región del Drôme francés, donde nació Marta, era una zona bastante anticlerical. Su pueblo Châteauneuf, como su vecino saint Sorlin, tenían fama de “comecuras”. Allí se hacían más matrimonios y entierros civiles que en otros lugares de Francia y hasta era frecuente que muchos lugareños firmaran un documento donde constaba que ellos querían un entierro civil.
En 1912, en el Congreso municipal de la juventud católica de saint Vallier, se informó que en la parroquia de saint Bonnet, que era la de Marta, los niños dejan la iglesia después de la primera comunión y olvidan las prácticas religiosas, siguiendo el ejemplo de sus padres1.
Incluso en 1959, en una investigación socio-religiosa, se indicaba que en esa región del Drôme había un porcentaje muy elevado de no bautizados: 4% de 0 a 7 años y 6% de 8 a 9 años. Este ambiente poco religioso se debió en parte a los escándalos que dieron algunos sacerdotes en el siglo XIX en Châteauneuf y a la influencia de profesores laicistas en las escuelas. En esa región había muchos librepensadores.
También influía negativamente la logia masónica del pueblo que controlaba más o menos las elecciones. El pueblo contaba con unos 676 habitantes y en 1926 solamente 37 hombres, 92 mujeres y 47 niños cumplieron con la obligación de confesar y comulgar por Pascua. Sobre el ambiente poco religioso del lugar, Marta contará un detalle de su vida: Un día iba yo al catecismo y llevaba bajo el brazo una edición de portada marrón. Un señor del pueblo me preguntó:
- ¿A dónde vas?
- Al catecismo.
- ¿Y eso?, señalando mi catecismo.
Se lo enseñé. Él lo tomó y lo rompió en dos pedazos. Sin embargo, estaba yo tan apegada a ese librito que, desde ese momento, lo guardé, roto como estaba, como una reliquia. Tendría unos siete u ocho años2.
1 Peyret Raymond, Marta Robin, la cruz y la alegría, Ed. Fafit, Medellin, 1984, p. 18.
2 Peyrous Bernard, Vie de Marthe Robin, Ed. de l´Emmanuel, París, 2006, p. 23.
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Marta vivía en el lugar llamado La Plaine. Junto a su casa vivían otras dos familias. La familia de Fernando Robin, primo de su padre, era la más inmediata. No se entendían bien, pero se ayudaban.
Por otra parte, estaba la familia de los Achard. El señor Joseph Achard era republicano, creía en el progreso y en la escuela laica. No creía en Dios y no mandó a sus hijos al catecismo. Pero entre ellos, por encima de sus diferencias políticas o religiosas, reinaba una amistad qua los hacía reunirse de vez en cuando para tener veladas en conjunto.
Dice María Rosa Achard: Todos se ayudaban en caso de necesidad: nacimientos, enfermedades, muertes o trabajos agrícolas. Se cambiaban legumbres, semillas, huevos para las nidadas, un macho para los conejos… Se regalaban los excedentes de miel o de frutas y, cuando se mataba un cerdo, se les llevaba el guisado en un plato con un mantel blanco: dos morcillas, asadura y un pedazo de lomo. Se prestaban la tina, la canasta o el aparato para hacer barquillos. Donde uno, había una máquina de coser, donde otro un telar para hacer cobijas o un embudo para el tonel de vino. Los vecinos eran como una familia y no se les escogía, aunque no estuvieran de acuerdo en religión o política. Joseph Robin (el papá de Marta) era devoto y reaccionario, Fernando Robin era indiferente y mi padre librepensador3.
Y sigue diciendo María Rosa: El día 1 de enero, mi madre preparaba café, porque, Fernando y Joseph Robin iban a venir a desearnos un buen año. Todo el mundo se abrazaba con gran alegría, creyendo que el año venidero sería mejor4.
Las mejores reuniones tenían lugar en el invierno, en las que se encontraban las tres familias. Los viejos hablaban lentamente de las cosechas entre dos bocanadas de humo de sus pipas o recordando tiempos pasados. En ocasiones, los hombres instalaban en la mesa un tapete rojo y negro, con la caja de fichas y los naipes, y empezaban una partida de cartas. De vez en cuando, las mujeres dejaban el tejido y se ponían a jugar con ellos.
Los niños tenían sus propios juegos o les deban permiso para hacer pastelitos o tortillas de harina. A las jóvenes les gustaba bailar polka, mazurka o valses. Marta también bailaba con sus compañeras y reía a carcajadas contando chistes.
3 Marie Rose Achard, Alors le monde commençait, Ed. Cavaillon, 1976, p. 57.
4 Ib. pp. 60 y 64.
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Estas casas eran verdaderos hogares, lugares acogedores, donde se concentraba la vida. No conocían sino su pequeño mundo, pero lo conocían bien y vivían en armonía con él5.
Marta, recordando aquellos tiempos, dirá: En mi juventud iba a alguna velada a casa de los vecinos. Allí se hablaba, los viejos fumaban a pipa, los hombres estaban medio dormidos. Los jóvenes jugaban a las cartas. Nosotras jugábamos a las escondidas y después bailábamos. A mí me gustaba bailar la polka, la mazurca y a veces el rigodón. ¡Oh, cómo me gustaba bailar!6.
2. SUS PADRES
Su padre Joseph Robin era un modesto campesino que tenía unas trece hectáreas de terreno en el lugar llamado “La Plaine”, a unos dos kilómetros del centro de Châteauneuf. Era un hombre jovial y un tanto autoritario con su esposa e hijos. En el fondo era cristiano. Parece que iba a la misa en las grandes fiestas, pero se hacía pasar por librepensador.
En una canción compuesta por el concejo municipal, que se la dedicó, decía: Clerical en el fondo del corazón, se hace pasar por librepensador. Sin embargo, al final de su vida se entregó totalmente a Dios, debido a las oraciones de su hija Marta.
Su madre Amelia Celestina Chosson era acogedora y muy trabajadora, cuidando de la casa, de los animales, trabajando en los campos y cuidando a sus hijos. Se casaron en 1889 y tuvieron seis hijos. La mayor era Celina, casada en 1908 con el señor Serve, y que vivió 90 años. Gabriela se casó y vivió hasta 1967, teniendo descendientes en Châteauneuf. Alicia, “prudente y tranquila”, la más allegada a Marta, murió en 1977. Tiene familia en el mismo lugar. Enrique era el único hermano, muy solitario, tímido y antisocial, nunca se casó y vivió siempre con Marta. Clemencia murió a los cinco años de tifoidea y por último Marta.
En la pareja de esposos hubo un momento muy difícil. Parece que la mamá, Amelia, tuvo una aventura con un obrero que trabajaba en la finca cercana de Fernando Robin. Eso dio motivo para que en la familia y en todo el pueblo se creyera que Marta no era hija legítima de su padre. No hay una seguridad
5 Ib. p. 63.
6 Guitton Jean, Portrait de Marthe Robin, Ed. Grasset, París, 1986, p. 93.
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absoluta sobre este punto. De todos modos, el papá perdonó a su esposa el error cometido y reconoció a Marta como su hija, manifestándole siempre un cariño particular. Su madre también la amará de modo especial y lo demostrará estando totalmente dedicada a su cuidado, cuando Marta deba permanecer en cama de modo definitivo.
Marta los quería mucho a los dos y decía que eran las dos personas que más había querido en la tierra. Sus padres, a pesar de no ser muy religiosos, eran generosos con los pobres que pasaban por el lugar durante la guerra de 1914-1918, y les acostumbraron a sus hijos a la generosidad.
3. INFANCIA y ADOLESCENCIA
Marta nació el 13 de marzo de 1902 en el pueblo de Châteauneuf-de-Galaure, del departamento del Drôme, diócesis de Valence, a 70 kilómetros de Lyon y a 46 de Valence, sede de la prefectura y del obispado.
Fue bautizada el 5 de abril de 1902 en la parroquia de saint Bonnet a la que pertenecía su casa, que estaba a kilómetro y medio de la parroquia y a dos del pueblo de Châteauneuf, al que pertenecían administrativamente. Los padrinos de su bautismo fueron sus hermanos Enrique de seis años y Alicia de ocho.
En noviembre de 1903, debido al agua malsana de los pozos de las granjas, hubo epidemia de tifus. Su hermana Clemencia muere con cinco años. Alicia se sana, pero queda coja para toda la vida. Marta, que tiene un año, queda muy débil luego de superar esta enfermedad. Después sigue creciendo y llevando una vida normal. Era una niña obediente, inteligente y cariñosa. Al mediodía le gustaba ir al campo a ver a su papá que le llamaba “mimí”.
Desde los seis años va a la escuela municipal de Châteauneuf. Debía hacer con sus hermanos dos kilómetros por la mañana y otros tantos por la tarde. Al terminar la clase de las once de la mañana, Marta iba casi siempre a casa de una compañera que vivía al lado de la iglesia parroquial para tomar su refrigerio. Alguna vez comía en la escuela. Pero comía muy poco. Una vez, declaró la señora Devise: Comenzó a comerse un huevo duro, pero no tenía hambre y fue a tirarlo en un campo vecino a la escuela, diciéndome que no se lo dijera a nadie.
Algunos días, después de la clase de once, iba a la parroquia de saint Bonnet a la clase de catecismo, lo que suponía otros dos kilómetros más de ida y vuelta.
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Durante los recreos de la escuela, jugaban a saltar a la cuerda o se divertían viendo pasar al pequeño tren, llamado “la cafetera”, porque echaba mucho humo. Iba a seis kilómetros por hora al pasar por el pueblo y así podían hacer señas amistosas al conductor y a los pasajeros. Todos los que la conocieron están de acuerdo en afirmar que era alegre y con mucho sentido del humor. Un día, en la feria de Châteauneuf, se divirtió poniéndole una cola de conejo a un señor en la espalda. Ella dice: Queríamos ponerle un papel escrito, pero no encontramos lápiz y le pusimos la cola de conejo7.
Ella era muy servicial y quería mucho a su familia. Por eso dice: Cuando mi madre estaba enferma, no podía dejarla sola, yo pensaba que no la cuidarían bien o que no le darían lo que ella quería8. También quería mucho a su papá a quien llamaba “papito”. Dice: Yo me sentía segura a su lado. Mi papá era bueno y mi confidente9.
También quería mucho a su hermano Enrique, que era su padrino. Era muy tímido y cometía torpezas, pero ella lo defendía siempre10. Por otra parte, su hermana Gabriela tuvo un hijo, Gabriel Raymond, que nació en 1914, de un joven que no quiso casarse con ella.
Marta estará siempre cercana a su hermana y a su sobrino. Su hermana Alicia iba a clase con Marta y se casará en 1924. Alicia y Gabriela asistían con ella a la misa dominical, pero su hermano Enrique ni siquiera asistió al catecismo.
Marta recibió la confirmación en Châteauneuf el 3 de mayo de 1911 y el 15 de agosto de 1912 recibió su primera comunión. La hizo ella sola, con un compañero hijo del profesor, pues cuando el párroco organizó la primera comunión en la parroquia, Marta, al igual que el otro niño, estaba enferma con sarampión.
Ese día fue muy importante para ella. Dirá más tarde: Creo que mi primera comunión fue la toma de posesión de Nuestro Señor. En ese momento, él se adueñó de mí. Fue algo muy dulce en mi vida11. El día de su primera comunión le regalaron un rosario, como era costumbre, y ella lo rezaba todos los días. El 21 de mayo de 1914 hizo su comunión solemne, como decían entonces, o lo que otros llaman profesión de fe.
7 Peyret Raymond, Marta Robin, la cruz y la alegría, o.c., p. 35.
8 Revista L´Alouette, agosto de 1981, p. 7.
9 Ibídem.
10 Ibídem.
11 Revista L´Alouette, agosto de 1981, p. 7.
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Resumiendo un poco sus primeros años de vida, el padre Finet escribió el 11 de noviembre de 1943, lo que Marta le contó: He sido siempre muy amada del buen Dios. He orado mucho en mi vida. Mis hermanas no querían que orara todo el tiempo, pero yo rezaba sobre todo en mi cama. He amado siempre a la Virgen María y le rezaba, hablando con ella. También recitaba unas oraciones, que encontré en un gran libro de Vísperas de mi abuelo; y rezaba el rosario…
Sentía al buen Dios. Lo encontraba por todas partes, especialmente en la naturaleza. También lo encontraba en el prójimo y en especial en los sacerdotes. Ellos me animaban a orar sin que me dijeran nada. La vista de los sacerdotes siempre me ha emocionado. ¿Por qué? No lo sabría decir.
Amaba mucho a los enfermos y hubiera traspasado montes y valles, si hubiera sido necesario para ir a visitar un enfermo, no para curarlo, sino para amarlo. Sentía mucha ternura por ellos y, sobre todo, por mi mamá, cuando estaba enferma…Una vez mi mamá me pidió fresas. No había en el huerto. Fui a buscarlas al bosque y pasé por encima de una víbora que no me mordió, pero me siguió y no me pudo picar. Quizás de ahí viene mi horror a los animales. Ese hecho me perturbó…
Otra vez tuve miedo de un perro rabioso. Y he sentido miedo de los peligros que podían amenazar a los míos. Mi padre se sentía feliz, cuando iba a buscarlo al campo por la tarde. Él también amaba la naturaleza. Era mi gran confidente. Yo era la “mimí” de papá. Era bueno mi papá. Mamá también, pero me sentía más cercana a mi papá. Mamá era más nerviosa y mi naturaleza tenía necesidad de la fuerza de papá para que me ayudara.
La gran tristeza de mi infancia fue el matrimonio de mi hermana Celina en 1908. Mi cuñado me había quitado a mi hermana y yo no lo podía querer. Me decía: “Le habría dado con gusto a mi hermana Gabriela, pero no a Celina”. Lloré mucho por esto. Cuando mi cuñado venía sin ella, era una tortura para mí. Cuando él estaba con ella, hasta tenía el valor de saludarlo. Más tarde fui a su casa y, desde entonces, todo fue mejor12.
A sus 13 años Marta deja de estudiar y se dedica a las tareas de la casa como cuidar a los animales de la granja, ordeñar a las cabras, cocinar, bordar… En el invierno de 1915-1916 va durante seis meses a ayudar a su hermana Celina, que tiene dos hijos pequeños y debe trabajar en los campos, ya que su esposo está
12 Cuaderno 22, del 18 de noviembre de 1943. Citado por el padre Jacques Ravanel en su libro Le secret de Marthe Robin, Ed. Presses de la renaissance, Paris, 2008, pp. 30-32.
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en la guerra. Al año siguiente, volverá a ayudarle. De ese tiempo dirá: Con frecuencia cocinaba con el pequeño Roberto en mis brazos.
En 1916, con 14 años, Marta tiene, según contará ella misma más tarde, un período de tibieza espiritual, pero no le duró mucho y volvió al fervor de siempre. Ella nos dice: Cuando iba al pueblo a hacer algunos encargos, yo tenía siempre el rosario en mi bolsillo y lo rezaba durante el camino13.
4. DE LOS 16 A LOS 25 AÑOS
En mayo de 1918 Marta comenzó a tener dolores fuertes de cabeza, fiebres, dolores oculares y vómitos. El 25 de noviembre nos dirá: Antes del mediodía me caí (en la cocina) y quedé muy enferma, pidiendo un médico a gritos. Llamaron a los doctores Pangon y Allemand de saint Vallier. Ellos pensaron que se trataba de un tumor cerebral. Marta cae en coma durante cuatro días. Se cree que va a morir y le dan la unción de los enfermos, pero se restablece en pocas semanas.
Al poco tiempo, cae en un estado de letargo, que algunos creen ser la enfermedad del sueño o una encefalitis letárgica. Marta no soporta la luz y la habitación debe estar a oscuras. Ella sufre mucho noche y día. Su sobrina Marcela dirá: Marta gritaba y sufría mucho.
La crisis de estado letárgico le dura 27 meses, con algunos períodos de consciencia. Un día, a fines de 1920 o principios de 1921, estaba hablando con el párroco de Châteauneuf, el padre Faure, y perdió el conocimiento. Cuando despertó un mes más tarde, ella se extrañó de que el párroco no estuviera allí. Cuando volvió a verla, ella retomó la conversación en el mismo punto que la había dejado.
En la noche del 25 de marzo de 1922, Alicia, que dormía profundamente junto a Marta, se despertó de repente debido a un ruido misterioso, observando una luz intensa. Despierta a Marta, que parece salir de un sueño, y le dice:
- Marta, Marta, ¿qué es esa luz?
- Sí, es una luz muy bella. Yo he visto a la santísima Virgen14.
13 Lenoir, Les Communautés nouvelles, Ed. Fayard, 1988, p. 73.
14 Reporte médico de los doctores Dechaume-Ricard, en Prends ma vie, Seigneur, Ed. Peuple Libre, 1985, p. 27.
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El padre Finet, después de preguntar a Marta, qué le pasó durante esos 27 meses de grave enfermedad, hablará de un misterioso encuentro con el Señor15.
Marta mejora bastante y puede caminar de nuevo poco a poco, aunque con dificultad. Aprovecha para ir a diferentes santuarios de la Virgen como Notre Dame de Chatenay el 15 de agosto, y Notre Dame de Bonnecombe, el 8 de setiembre. Los domingos, su padre la lleva en carreta a la iglesia de Châteauneuf para asistir a la misa. Ella espera sanar totalmente y piensa seriamente en ser carmelita como santa Teresa del niño Jesús.
En noviembre de 1921 reaparecen sus males y la impotencia de los miembros inferiores. Como no quiere quedarse en cama, su padre le compra un sillón para que esté sentada y pueda seguir con sus trabajos de bordado para ganar algo para sus medicinas. También en esta época se dedica a leer, pidiendo libros a la biblioteca de la parroquia de Châteauneuf.
En la primavera de 1922 había mejorado bastante, trabajaba cuidando las vacas y ayudando en la casa; y todos los jueves iba a saint Vallier para que le aplicaran sus inyecciones. Incluso durante una semana, estuvo en la casa de su hermana Gabriela en Châteauneuf, reemplazándola, ya que debía hacer un viaje a Marsella.
Buscando en el granero de su hermana, encontró un libro de piedad donde leyó: Buscas la felicidad, la tranquilidad, la dulzura, pero es para el sufrimiento que tienes que prepararte. Fue como un chispazo para entender su vocación. Y pensó: Para ti, Marta, será el sufrimiento. Desde ese momento, Marta pensó en consagrarse totalmente a Dios. Tenía 20 años.
Ese mismo año 1922, el 30 de octubre, de nuevo sufre fuertes dolores en las rodillas y la parálisis de las piernas aparece de nuevo. El 6 de agosto de 1923 es nombrado párroco de Châteauneuf el padre León Faure. Era un buen hombre, un poco tosco, pero nada místico, y Marta le tomó un poco de miedo.
Jeanne Bonneton refiere que, al decirle ella que era un buen sacerdote, Marta le respondió: Puede ser bueno; pero, cuando viene aquí, debe dejar su bondad detrás de la puerta. Marta se sentía incomprendida por el sacerdote y por los médicos. Se sentía sola en su dolor.
15 Entrevista del padre Finet recogida por Rémi Montour en Marthe de la passion, Châteauneuf, 1986, p. 19.
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En octubre de 1923, por recomendación médica, va por tres semanas a saint Peray a los baños de resina. A los enfermos, una vez desvestidos, los envolvían en una manta de lana desde la cabeza y los instalaban cómodamente en un horno, donde permanecían entre ocho y cuarenta minutos de acuerdo a prescripción médica. Este horno era una sauna de ladrillos refractarios, calentada por una estufa de leña.
Marta le dirá a su sobrina Marcela, de 14 años, en una carta: Nos meten al horno. Una señora le dijo ayer al señor que calienta el horno que pusiera un tronco de menos, pero era porque ya había puesto uno de más. El horno no duele, pero tengo náuseas… Te cuento que hoy tuve mi octava “cocción”. Pienso que pronto estaré a punto. En otra carta a su tío le dice, pensando en el matrimonio de su hermana en 1924: Ese día del matrimonio vamos a bailar. Tío, cuento con usted. No lo olvide. A pesar de todo no mejoró.
Su sobrina dirá que fue con un bastón y regresó sin casi poder caminar. Sin embargo, los caminos de Dios son inexcrutables. Su estadía en saint Peray fue muy importante para su futuro, pues hizo amistades que dejaron huella en su vida.
Dice: Encontré en saint Peray un sacerdote anciano que me ayudó mucho y me comprendió. Este sacerdote también estaba enfermo, pero él se fue antes que yo. La tarde de su partida vino a decirme adiós, abriéndome sus brazos, y yo lo abracé. Él me dijo: “Ah, ahora voy a morir tranquilo y feliz, porque he tenido entre mis brazos a la crucificada de mi Jesús”16.
También conoció a la señora Du Bäy, que hasta 1936 fue a visitarla a su casa con frecuencia. Los vecinos todavía se acordaban muchos años después de que los domingos, después de mediodía, venía la señora con su chofer en un coche Dedion-Bouton. Era una mujer generosa que, al morir en 1942, dio todos sus bienes a los hospicios de la ciudad de Beaune. Era muy piadosa y le habló mucho a Marta de la Pasión de Jesús y, probablemente, de cómo asemejarse a Él en el sufrimiento. Marta dirá que, en esos días de saint Peray: Yo luché con Dios; pero, después de años de resistir, acepté.
Estos años de angustia y de lucha interior con Dios fueron de 1923 a 1925. En esta época (1923-1925) hizo amistad con cuatro señoritas, que le serán de gran apoyo en su soledad como secretarias para escribir cartas o sus propios pensamientos.
16 Señora Bonnet, Cuaderno 28, p. 3; Ravanel, o.c., p. 46.
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Gisela Boutteville conoció a Marta en 1924. Se casó en 1928 con el señor Signé y vivió siempre en Lyon. Nos dice: Marta era pequeña de estatura, un metro con 54 cms. Vestía sobriamente y era alegre y sonriente… La mamá estaba contenta de que fuera a verla, pero su padre se mofaba y peor aún su hermano. Marta hubiera querido ayudar a su madre que tenía mucho trabajo. De su papá me decía: “Gisela, mi papá es bueno”… Nunca me habló de revelaciones ni de su misión, éramos simplemente buenas amigas17.
Jeanne Bonneton fue su secretaria durante algunos meses. Después entró de religiosa clarisa con el nombre de María Teresa y llegará a ser Superiora. Ella refiere que una persona de saint Claude le enviaba a Marta toda clase de objetos para que los vendiera, como barómetros y no sé cuántas cosas más, y Marta lo vendía todo18.
Paulette Plantevin hizo de secretaria entre 1925 y 1930. Ella manifiesta que, algunas veces, le hablaba del demonio, pero le respondía: Me das miedo. Y entonces hablaba de otra cosa, pero me hacía reír19.
Margarita Lautru se convirtió y se bautizó a los 21 años. De 1925 a 1927 fue secretaria de Marta, pues ese año entró en la Congregación de las religiosas de la caridad de Lyon y llegó a ser la Madre Superiora general de la Congregación. Ella recuerda: Cuando fui a verla, hablamos de muchas cosas y, sobre todo de religión. A mis preguntas sobre su salud me decía que no dormía y que sufría mucho. Lo que más me impresionaba era su humildad.
Nunca hablaba de ella y nunca imponía su opinión, simplemente la hacía saber. Reía con facilidad. Con ella todo era sencillo, se vivía la vida como se presentaba. A veces nos pasábamos largos ratos cantando y me hablaba mucho de santa Teresa del niño Jesús, a quien tenía mucha devoción20.
5. ACTO DE ABANDONO TOTAL
Después de sus luchas con Dios, por fin Marta aceptó la llamada de Dios. Comprendió que su misión era sufrir por la salvación de los demás y dijo un SI con mayúscula a la vocación a que era llamada. La gran fecha de su vida, que marca el comienzo de una nueva etapa es el 15 de octubre de 1925. Era el día de la fiesta de santa Teresa de Jesús de Ávila y el año en que el Papa Pío XI
17 Peyret Raymond, Prends ma vie, Seigneur, o.c., pp. 37-43.
18 Ib. pp. 37-40.
19 Ibídem.
20 Ib. pp. 41-43.
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canonizaba a santa Teresa del niño Jesús. Marta tenía 23 años y se entregó por completo y sin condiciones. Para hacer con más decisión su entrega total, escribió la fórmula de su abandono, que dice así:
Señor, Dios mío, le pediste todo a tu pequeña servidora; pues bien, toma y recibe todo. En este día me entrego a Ti total y definitivamente. ¡Oh, amado de mi alma! A Ti solo quiero y por tu amor renuncio a todo.
¡Oh, Dios de amor! Toma mi memoria y todos sus recuerdos, toma mi inteligencia y haz que no sirva sino para tu mayor gloria; toma mi voluntad toda entera, para siempre la aniquilo en la tuya; no, nunca más lo que yo quiera, oh dulcísimo Jesús, sino siempre lo que quieras Tú; recíbela, guíala, santifícala, dirígela; a Ti me entrego.
Oh, Dios de infinita bondad, toma mi cuerpo y todos sus sentidos, mi mente y todas sus facultades, mi corazón y todos sus afectos. Oh Salvador amado, Tú eres el único poseedor de mi alma y de todo mi ser; recibe la inmolación que cada día y a toda hora te ofrezco en silencio; dígnate aceptarla y transformarla en gracias y bendiciones por todos los que amo, por la conversión de los pecadores y la santificación de las almas.
Oh, Jesús: Toma mi pequeño corazón que pide y suspira ser sólo tuyo; guárdalo siempre en tus poderosas manos para que no se entregue a ninguna criatura. Señor, toma y santifica todas mis palabras, todas mis acciones, todos mis deseos. Te los entrego y te los confío.
Acepto con amor todo lo que venga de Ti: pena, dolor, alegría, consuelo, aridez, entrega, desamparo, desprecio, humillación, trabajo, sufrimiento, todo lo que venga de Ti, todo lo que Tú quieras, oh Jesús.
Me someto humildemente a la dirección admirable de tu Providencia, apoyándome solamente en el auxilio de tu inmensa bondad; te prometo la más sincera fidelidad. Oh divino Redentor, me entrego como víctima por la salvación de las almas. Me abandono y me entrego.
Te ruego aceptar toda mi ofrenda para estar feliz y confiada. ¡Ay! Es muy poco, lo sé, pero no tengo nada más; amo mi extrema bajeza, porque por ella tengo tu misericordia y todos tus cuidados paternales.
Dios mío, Tú conoces mi fragilidad y el abismo infinito de mi gran debilidad. Si tuviera un día que ser infiel a tu soberana voluntad, si tuviera que retroceder ante el sufrimiento y la cruz, y me apartara de tu camino de amor,
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huyendo del tierno apoyo de tus brazos, ¡ay! te suplico y te conjuro, hazme la gracia de morir al instante. Por los dolores de María, por la intercesión de san José y por el amor que tuviste para hacer la voluntad de tu Padre.
¡Oh, Dios de mi alma! ¡Oh, divino Sol! Te amo, te bendigo, te alabo, me entrego toda a Ti. Me refugio en Ti; escóndeme en tu pecho, porque mi naturaleza vacila bajo el peso de los sufrimientos que me agobian por todas partes y me siento sola.
¡Amado mío! Ayúdame, llévame contigo. Sólo contigo quiero vivir para morir sólo en Ti.
6. OTRA GRAVE ENFERMEDAD
El 3 de octubre de 1927, cae gravemente enferma con fuertes dolores de estómago y hemorragias digestivas. El médico cree que tiene un tumor en el estómago. Estaba tan grave que todos esperaban que muriera en cualquier momento y el padre Faure le administró la unción de los enfermos. Estuvo en coma durante tres semanas. En esta enfermedad, creyendo ella que iba a morir, para que nadie hablara de ella después de su muerte, rompió el Acto de abandono total que tenía escrito en un papel y que llevaba siempre consigo o lo escondía debajo de su almohada. Felizmente el padre Perrier lo había copiado y así se pudo salvar. Más tarde, escribió otra segunda redacción muy parecida.
Durante las tres semanas que estuvo en coma, según manifestó después, tuvo varias apariciones de santa Teresita del Niño Jesús, quien le aseguró que no iba a morir y que su misión debía extenderse a todo el mundo. Al contárselo años más tarde al padre Finet le decía: ¡La pilla me lo dejó todo!
Recordando estas apariciones, decía el 9 de octubre de 1931: Santa Teresita es para mí una gran hermana. Su doctrina de amor hizo mucho bien a mi alma en la época de mis grandes tinieblas y de mi gran soledad. La historia de su vida (Historia de un alma) abierta al azar, me daba soluciones adecuadas llenas de luz21.
El 25 de marzo de 1928 Marta queda con las piernas completamente paralizadas y encogidas. Ya nunca podrá levantarse. Estando así muy incómoda, le escribe el 2 de julio de 1928 a su prima, señora Caillet, que encargue un diván (que costará 600 francos), diciendo: Quisiera que le pongan un espaldar de 45 a
21 Manteau-Bonamy, Marthe Robin, Ed. saint Paul, 1995, p. 22.
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50 cms de alto, porque tengo los riñones enfermos; un ancho de 90 a 80 cms, si no puede ser de 90, pero no menos ancho, porque mis piernas están dobladas. Quiero también que le pongan cuatro rueditas22. En ese diván vivirá hasta su muerte.
Pero hay algo extraordinario: ya no puede comer. Desde 1928 casi no come nada, pues todo lo vomita. No tiene deglución ni las funciones de asimilación y desasimilación. Algo aún más extraño que este fenómeno de la inedia (no comer) es la perdida de sueño que, según los médicos, es mucho más extraordinario.
EN LA TERCERA ORDEN FRANCISCANA
Un acontecimiento importante en la vida de Marta fue la misión parroquial que tuvo lugar en Châteauneuf durante el mes de noviembre de 1928. La dieron los padres capuchinos Marie-Bernard y Jean. Como era costumbre, ellos visitaban a los enfermos durante la misión. El padre Marie-Bernard fue a visitar a Marta, y quedó impresionado, diciéndole al párroco padre Faure: Usted tiene una santa y no la conoce. El padre Bernard anima a Marta a asociarse a su Orden como miembro de la tercera Orden, lo que ella acepta. La ceremonia tiene lugar el 2 de noviembre de 1928, según atestiguó Jeanne Bonneton. Pero el diablo no dormía y la misma noche del día de la ceremonia se manifestó con toda su fuerza.
Su madre, que dormía junto a ella, afirma que esa noche Marta dio un grito espantoso. El diablo le había roto dos dientes. Jeanne Bonneton dirá: Yo le he visto los dientes rotos23. A continuación de este suceso, se le apareció la Virgen, según declaró su hermana Celina, diciendo: La Virgen se le apareció a Marta en su habitación, pero yo no la vi24.
Otro día en que Marta estaba sola en casa, pues todos habían salido a trabajar al campo, hubo una fuerte tormenta con descargas eléctricas y se apagó la luz. Cuando llegó a casa su madre y vio que todo estaba oscuro, encontró que la habitación de Marta tenía luz, y le preguntó:
- ¿Quién ha encendido esta bujía?
Marta respondió con sencillez:
22 Peyret Raymond, Marta Robin, la cruz y la alegría, o.c., p. 67.
23 Antier Jean Macques, o.c., p. 72.
24 Ibídem.
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- Mamá, tú sabes que mi mamá del cielo no me deja nunca sola25.
La noche del 4 al 5 de diciembre de 1928, según notas tomadas por el párroco padre Faure: Se le apareció Nuestro Señor y le preguntó si consentía sufrir por la conversión de los pecadores en general y de Châteauneuf en particular, diciéndole que quería que yo fuera su padre espiritual y que hubiera entre nosotros una unión muy especial. A cada respuesta afirmativa, ella vio como una espada que penetraba en su corazón. Desde ese día, estuvo decidida a aceptar y soportar todas las pruebas por los pobres pecadores. Sólo el Señor sabrá todo lo que ha padecido26.
A partir de ese momento, Marta comienza a llamar padre a su párroco, el padre Faure, encontrando en él un amigo, un guía y un consolador. El 21 de abril de 1930 ella escribirá: Oraba intensamente por la conversión de mi parroquia y por la santidad de mi querido padre espiritual, suplicando a Jesús que le haga un sacerdote santo… El divino rey de mi alma me dice que le ha dado una gran prueba de amor al darme a él y hacerme su hija para toda la eternidad. Me dijo: “Mi Corazón se alegra cada vez que viene a ti. A medida que vuestra unión crezca, vuestras dos almas se comprenderán más. Como yo soy UNO con el Padre, así quiero que vuestros dos corazones y vuestras dos almas se unan y se fundan en Mí”27.
Otro suceso importante sucedió el 2 de febrero de 1929, día en que Marta pierde el uso de las manos. Se las había ofrecido al Señor y él le tomó la palabra. Ya no pudo hacer más bordados. Dice: Dejé el dedal en mi dedo unos ocho días, después le dije a mi mamá: Ahora puedes quitarme el dedal.
Según el reporte médico, en junio de 1929 todavía tenía unos pequeños movimientos en las falanges de los dedos, lo suficiente como para pasar las cuentas del rosario, pero también perderá esos pequeños movimientos. Marta ya tiene 27 años y está totalmente en las manos de Dios. Lo que más le cuesta es estar inactiva y el dolor y la pena que sienten sus padres, pero el Señor la consuela y vela por ella con amor de padre.
El 11 de agosto de 1930, como si su consagración total de abandono no bastara, el padre Marie-Bernard consigue que haga la consagración de vírgenes para que sea oficialmente esposa de Jesús. Según refiere Jeanne Bonneton, estaba presente ese día la señora Du Bäy. Para ese momento importante Marta quiso
25 Ib. p. 73.
26 Peyrous Bernard, o.c., p. 55.
27 Peyrous Bernard, o.c., p. 61.
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llevar un camisón bordado y un velo blanco sobre la cabeza. Estaba alegre y feliz. Quería estar bella para recibir a su esposo Jesús y, pensando que iba a morir pronto, quiso hacerse una fotografía para enviarla como recuerdo a sus amigas.
7. EL DEMONIO
El demonio aparece en la vida de Marta en múltiples ocasiones. Ya hemos anotado que la misma noche de la ceremonia de entrada a la tercera Orden franciscana, el 2 de noviembre de 1928, el diablo le dio un puñetazo y le rompió dos dientes. Antes de morir le dijo que llegaría hasta el final. Durante la vivencia de la Pasión cada viernes, el demonio la hacía sufrir y hasta la golpeaba. Ella todo lo sufría por amor a Jesús y la salvación de los pecadores.
El siquiatra doctor Assailly relata: Un día asistí a la Pasión con el padre Finet. Después de algunos minutos, de pronto, ella fue tirada brutalmente a la derecha como si una mano invisible la tuviera agarrada por el cuello. Su cabeza era golpeada repetidamente contra el mueble de la cabecera. Instintivamente yo la sujeté por los hombros, diciendo: “Padre la va a matar”. El padre Finet me dijo: “No doctor, déjela”. Después dijo en el nombre de Cristo, de la Virgen María y de la santa Iglesia: “Te ordenó que la dejes en paz”. Y la calma vino inmediatamente, pudiendo comprobar que no le había roto el cráneo ni el cuello. Entonces, dejé al padre con ella y salí a tomar aire28.
El demonio le decía: ¿Tú crees que tu padre espiritual te ama bien? Cuando está lejos, se ríe de ti. Y Marta quedó tan preocupada que hubo necesidad de tranquilizarla29.
En sus declaraciones a Jean Guitton le manifestó que, cuando el demonio la atacaba y la golpeaba contra la pared y la tiraba a tierra (como hizo el último día de su vida) nunca la destapaba. El demonio respetaba su pudor30. Era Dios que la hacía respetar por medio de su ángel.
Guitton le preguntó sobre el diablo y le respondió: Algunas veces he visto su rostro. Era bello, pero no puedo decir que fuera transparente. Él siempre tiene rabia; pero, cuando aparece la Virgen, él no puede nada contra ella. La Virgen es tan bella, no solamente en su rostro, sino en todo su cuerpo. En cuanto al demonio, es capaz de imitarlo todo, hasta la Pasión, pero no puede imitar a la
28 Assilly Alain, Marthe Robin Témoignage d´un psychiatre, Ed. de l´Emmanuel, París, 1996, p. 104.
29 Revista L´Alouette, de marzo de 1986, p. 31.
30 Guitton Jean, o.c., p. 221.
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Virgen. Él no tiene poder sobre ella. Cuando la Virgen se aparece, si viera las volteretas que da, se pondría a reír31.
8. REPORTE MÉDICO
El 14 de abril de 1942 le hicieron un exhaustivo examen médico a Marta. Jean Guitton pudo leer el reporte, escrito por los doctores Jean Dechaume, siquiatra de los hospitales de Lyon y profesor de la facultad de medicina de Lyon, y el doctor André Ricard, cirujano de los hospitales de Lión. Ellos la examinaron y le hicieron muchas preguntas. Veamos un resumen del reporte médico sobre sus problemas de salud de 1929 a 1942.
El 2 de febrero de 1929 apareció una impotencia con rigidez en sus cuatro miembros. Durante el invierno la enferma había sufrido en los brazos y había tenido dolores agudos en las piernas. En la fecha señalada, hacia el mediodía, los brazos no se movían, estaban rígidos. Esta impotencia fue bastante brusca, porque la víspera por la tarde había hecho trabajo de bordado. Las piernas las tiene replegadas sobre sí misma. Este estado de impotencia va a ser definitivo. Al momento de la aparición de la impotencia total no tuvo ningún choque emotivo ni alguna disposición mental o síquica particular.
En 1931, a finales de octubre o principios de noviembre, comenzó a sufrir la Pasión los viernes, fenómeno que se repite cada semana. Al mismo tiempo aparecieron en el dorso de las manos y de los pies los estigmas. Estas llagas sangraban los viernes y sólo los viernes. Sin embargo, en 1934, 1935 y 1936, algunas veces, la vivencia de la Pasión no fue sangrante. En 1936 los estigmas no aparecieron durante dos meses.
Desde 1932 dice que no duerme y desde esa misma época afirma que no come nada. Antes de ese tiempo tenía muchas dificultades para alimentarse, pues casi no podía pasar sus alimentos y vomitaba todo. El estado descrito sigue el mismo durante diez años hasta setiembre de 1939. A partir de esa fecha sufre una agravación de sus males. Los estigmas, que sólo aparecían con llagas los viernes, han llegado a ser permanentes en la cabeza, en los pies, en las manos y en el costado, pero sin llagas.
La cabeza está inmóvil, no la puede mover. Si mueve la cabeza, pierde el equilibrio y cae sobre la espalda sin que pueda levantarla. Desde setiembre de
31 Guitton Jean, o.c., p. 101.
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1939 le desapareció casi totalmente la visión. Actualmente no ve nada ni puede reconocer ni ver cosa alguna.
Podemos resumir su estado así: Hasta julio de 1918 era una joven como las otras, un poco frágil y un poco enfermiza. A los 16 años, en julio de 1918, durante la guerra, tuvo episodios de dolores de cabeza y desvanecimientos, pensando que era epilepsia. Esto terminó en diciembre de 1918 después de un período febril con vómitos y coma, por lo que se pensó que había un tumor cerebral.
En enero de 1919 mejora. En febrero de 1919 nuevos dolores de cabeza y dolor de ojos, por lo que se habló de meningitis. En todo caso, no ha sido crisis nerviosa ni un tumor cerebral ni epilepsia. Después se le presentó una impotencia en los miembros inferiores que desapareció en 1921, año en que se le aparece la Virgen por primera vez. La enferma sale de casa y camina. El 11 de noviembre de 1921 puede hacer a pie 4 kms. para ir a misa.
En noviembre de 1921 nuevo empeoramiento que durará 6 años hasta octubre de 1927. En ese período aparece la impotencia de los miembros inferiores y dolores dorsales, pero se mejora la vista y la salud en general. Está en cama, pero trabaja, ocupándose de bordar admirablemente. En este período se presentan hemorragias menstruales sin causa conocida y sin otras manifestaciones. También aparecen problemas digestivos.
El 3 de octubre de 1927 aparece sangre por la orina. Se habla de úlcera gástrica y su estado es considerado desesperado. En ese momento tiene el primer contacto directo con el demonio. El 2 de febrero de l929, como hemos anotado, se presenta la impotencia de los cuatro miembros y aparición del estado definitivo, salvo algunas modificaciones.
Ella ha tenido apariciones de la Virgen, determinando sus éxtasis. La primera aparición tuvo lugar en mayo de 1921 sin razón aparente, como hemos dicho. Ella la ha visto con los ojos del cuerpo. Durante estos éxtasis, determinados por estas apariciones, ella no siente que está en cama, se siente llevada y atraída hacia la aparición.
También nos ha dado algunos detalles sobre la comunión. Ella no traga la hostia que le ponen sobre la lengua. Cuando ella la tiene sobre la lengua y, a veces, antes de que la toque, la hostia es absorbida sin que ella la pase, porque
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no tiene movimiento de deglución. Es, dice ella, como si un ser viviente entrara en ella32.
En cuanto a los estigmas: Eliminamos cualquier origen histérico… y afirmamos la realidad de los estigmas sangrantes fuera de toda duda de simulación o superchería. En cuanto a nosotros, lo consideramos como una manifestación de orden sobrenatural33.
9. EL PADRE FINET
Fue el sacerdote escogido por Dios para ayudar a Marta en la gran Obra que debía realizar. El padre Georges Finet (1898-1990) pertenecía a una familia muy religiosa. Él dice sobre su abuelo Pierre Finet: Cuando estaba solo, sacaba su rosario del bolsillo y lo rezaba. ¿Cuántos rosarios rezaba al día? Considero que las vocaciones sacerdotales y religiosas de sus nietos se deben a sus rosarios34.
Fueron dos sacerdotes y cuatro religiosas. Sus abuelos maternos hacían evangelización en los barrios populares y en la parroquia, organizando cada año la procesión del Corpus Christi35. Sus padres eran buenos y trabajadores. Su madre estaba comprometida con la parroquia y con las hermanas de la Asunción, a las que pertenecía su hija María Teresa.
En 1915 el futuro sacerdote asistió a un retiro y, orando ante el Santísimo sacramento expuesto, sintió la llamada de Dios. Más tarde dirá: Oh hijos míos, cuando se dice sí a Dios, hay una inmensa alegría en el corazón. Esta alegría me ha acompañado durante toda mi vida36.
Fue enviado al Seminario francés de Roma, estudiando en la universidad gregoriana. En sus estudios descubrió las enseñanzas marianas de san Luis María Grignion de Montfort, consagrándose a María para que Ella fuera madre y guía de todos sus pasos.
En 1917, en plena guerra mundial, es llamado a filas como oficial de artillería. En 1919 regresa a sus estudios de Roma, sacando título académico en
32 Guitton, o.c., pp. 61-66.
33 Antier Jean Macques, o.c., pp. 150-151.
34 Peyrous Bernard, o.c., p. 104.
35 Ibídem.
36 Ib. p. 107.
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filosofía y teología. El 8 de julio de 1923 es ordenado sacerdote en Lyon, dedicándose desde ese día al apostolado con mucho fruto.
El 13 de noviembre de 1930, seis años antes de conocer personalmente a Marta, ella oraba intensamente por él para salvarlo de una muerte segura. Esa noche hubo un desplazamiento de tierras en la colina de Fourvière en el que perecieron varias personas. El padre Finet fue de los primeros en asistir a los damnificados. Él escribió: Estaba en un pasaje vacío en el momento en que vino otro segundo temblor terrible. Yo quería salir, pero no podía porque el pasaje estaba bloqueado. Busqué de subir por la escalera y me resultó imposible. Tenía un pañuelo delante de la nariz a causa del polvo. Había una oscuridad total. Poco a poco el polvo se disipó y pude salir.
En la plaza de san Juan había algunos bomberos con antorchas en mano, buscando heridos. Los 19 bomberos, que unos minutos antes estaban conmigo, quedaron todos enterrados y muertos así como cuatro agentes ciclistas. También hubo otras víctimas entre los civiles. Todo era muy dramático y la gente huía por todas partes. A la hora en que se preparaba la catástrofe, Marta estaba ahí. Yo no la conocía, pero la santísima Virgen había venido a verla y pedirle que rezara mucho esa noche para salvar la vida de su futuro padre espiritual. Durante esa noche, Marta sufrió tanto que fue necesario llamar al padre Faure para ayudarla. Seis años antes de conocerme, Marta, con sus sufrimientos, obtuvo que yo no pereciese con los 19 bomberos. Les digo esto para mostrarles lo que es la comunión de los santos37.
Algunos días más tarde, me llamaron junto a un niño de cuatro años llamado Lapicorey, que iba a morir. ¿Qué podía hacer yo por él? Después de dudar un poco a causa de su edad, le di la primera comunión. Marta me dirá seis años después: “Yo estaba junto a usted para que le diera la primera comunión”38.
En 1930 Marta comenzó a hablar a su director espiritual de entonces, el padre Faure, de una inspiración que Dios le había dado. Se trataba de fundar una escuela parroquial de niñas en un viejo edificio del siglo XVI que dominaba el pueblo y que funcionaba como salón de baile. El padre Faure no veía futuro a una escuela cristiana, porque eran muy pocas las familias cristianas de la zona y no habría suficientes alumnos. Además decía que no tenía dinero para comprar el local y para todo lo demás.
37 Revista L´Alouette, 9 de diciembre de 1982, pp. 24-26.
38 Guitton Jean, o.c., p. 51.
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Durante dos años Marta siguió insistiendo y orando. El padre Faure, fastidiado, les contó el asunto a 17 párrocos de la región en una reunión zonal para pedirles consejo, pero todos estuvieron de acuerdo en que era un proyecto loco y sin sentido. Todos menos uno, el padre Perrier, que desde hacía diez años conocía a Marta, y que le dijo: Si Marta te lo pide, debes hacerlo inmediatamente.
El padre Faure se dejó convencer y, con ayuda de algunos buenos feligreses, compró el edificio del castillo antiguo. Después hizo que se arreglaran los techos y algunas cosas necesarias, pintado, limpieza, acondicionamiento de los cuartos para clases, instalación de luz eléctrica. El 12 de octubre de 1934 se abrió el colegio parroquial con la señorita Deluze y la señorita Michel como profesoras. El primer año sólo hubo siete alumnos, de los cuales dos eran sobrinas de Marta. Al año siguiente, tuvo 18 alumnas y, de ahí en adelante, hubo un crecimiento asombroso. En 1943 ya había 108 alumnas. Cuando Marta murió en 1981, había un total de unos 1.000 alumnos, contando los de la escuela agrícola.
Los niños de la escuela iban con frecuencia a visitar a Marta, quien se sentía feliz de recibirlos y hacerles preguntas o responder las suyas. Decía: ¿Acaso el corazón de los niños no ha sido creado para orar y amar? ¿Por qué oran tan poco? Sin embargo, la oración de los niños es muy poderosa ante Dios. Nada es más bello para Dios que la oración de los niños. Muchos niños reunidos en oración hacen cosas maravillosas. ¡Oh madres! Haced que vuestros niños amen la oración. Estén seguras de que los ángeles oran en medio de ellos y piden con ellos39.
Cuando ya el colegio católico parroquial de Châteauneuf estaba en marcha, Marta le habla al padre de la Gran Obra querida por Jesús, que debía extenderse como una fuente de luz, caridad y amor, por el mundo entero. El padre Faure estaba aterrado ante tanta responsabilidad y le dijo a la señorita Blanck: Hay que conseguir alguien que sea capaz de reemplazarme ante Marta. La señorita Blanck se lo comentó a la Superiora del Cenáculo de Fourvière, quien le sugirió hablar con el padre Finet, que era en ese momento el subdirector de la enseñanza privada en la diócesis. La Madre Superiora le habló de si podía ir a Châteauneuf a llevar un cuadro encargado por Marta a la señorita Blanck. Era una imagen de María, medianera de todas las gracias.
El padre Finet llega a Châteauneuf el 10 de febrero de 1936 con su coche, llevando el cuadro. Va a visitar al párroco para que se lo entregue, pero él le pide
39 Peyret Raymond, Prends ma vie, Seigneur, o.c., pp. 130-131.
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que vaya a visitar con él a Marta. Ambos subieron a la casa a las 11:30 a.m. El padre Finet no conocía aún a Marta.
Le presentó el cuadro y ella le pidió que regresara en la tarde. A las dos de la tarde, después de comer en la parroquia, subió a La Plaine y allí estuvo con ella conversando durante tres horas.
Él dirá: La primera hora sólo me habló de la Santísima Virgen. Yo estaba maravillado de la forma como ella me hablaba de la Santísima Virgen. La llamaba su mamá querida y pude entender que se conocían bastante bien.
Durante la segunda hora me habló de un nuevo Pentecostés de amor y que la Iglesia iba a rejuvenecer por el apostolado laical. Me habló mucho de esto. Me dijo que la Iglesia se iba a renovar totalmente. Era el Concilio lo que ella anunciaba. Y agregó que había muchas maneras de formar al laicado, pero especialmente me habló de los Foyers de luz, de caridad y de amor.
Yo le dije: “Será algo muy nuevo en la Iglesia, algo que no se ha hecho nunca”. Y ella me respondió: “Esos Foyers tendrán una irradiación en el mundo entero. Serán una respuesta del Corazón de Jesús al mundo”. También me habló de que entre los errores que iban a venirse abajo estaban el comunismo, el laicismo y la masonería. Pero agregó que esto sería después de una mediación de la Santísima Virgen. En la tercera hora se volvió hacia mí:
- Padre, tengo que hacerle una petición en nombre de Dios.
- ¿Cuál es, señorita?
- Usted es el que debe venir aquí a Châteauneuf a fundar el primer Foyer de charité.
- ¿Yo, señorita? No soy de esta diócesis, soy de Lyon. ¿Qué debo hacer?
- Predicar retiros de cinco días. La Santísima Virgen quiere silencio completo.
- Y ¿dónde se darán esos retiros?
- En el colegio de las niñas. La Virgen María velará por todo lo necesario.
- ¿Cuándo se deberá predicar el primer retiro?
- El 7 de setiembre.
Le hablé a Monseñor Bonet, mi Superior, y me dijo: “Si Marta se lo pide, debe aceptar”. Le hablé a mi director espiritual, el padre jesuita Albert Valensin, y me respondió: “Marta Robin es una Catalina de Siena. Ella nunca lo engañará, la conozco. Haga lo que le diga”. Por otra parte, Monseñor Pic, obispo de Valence, también bendijo el proyecto40.
40 Peyret Raymond, Marta Robin, la cruz y la alegría, o.c., pp. 111-115.
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El padre Finet se comprometió totalmente con la Obra que Dios inspiró a Marta, de la que hablaremos más adelante. Y se convirtió, sin pensarlo ni desearlo, en el padre espiritual de Marta y de todos los Foyers que se crearían en el mundo entero.
Jesús le dijo a Marta sobre el padre Finet: El sacerdote que yo prepare para su establecimiento y su inmenso desarrollo será un apóstol y hará magníficas conquistas de numerosas conversiones. Él no podrá hacer nada sin ti ni lejos de ti. Es por tu medio que deseo transmitirle mis órdenes y hacerle conocer mi voluntad. Y tú no podrás hacer nada sin él.
Quiero establecer entre los dos, entre su alma y la tuya, la unión más perfecta y más íntima que haya sido jamás concebida en mi Corazón, una unión parecida a la mía contigo. Deseo una unión tan bella y tan pura que los ángeles se sientan emocionados. No tiembles, soy yo quien lo quiero. Yo lo haré todo. Yo seré la luz y la fuerza. Yo seré el amor y la vida en cada una de vuestras almas…41.
10. MUERTE DE SUS PADRES Y HERMANO
El papá de Marta hacía tiempo que había dejado de ser indiferente o poco practicante. Las oraciones de su hija habían dado fruto y, cuando le llegó el momento de la última enfermedad, supo aceptar sus sufrimientos con paciencia. En esos momentos la mamá de Marta también estaba delicada con una crisis de hígado, que le hizo acostarse la víspera de la muerte de su esposo, pero se recuperó. Marta sufría de no poder prestarles ninguna ayuda personal como hubiera deseado.
El papá murió el 23 de junio de 1936. Ella escribió al respecto en una carta del 19 de julio de ese año: Una gran alegría endulzó mi dolor. Mi querido papá tuvo la muerte de un santo y eso es toda mi felicidad. Él pasaba los días y las noches en oración con las manos cruzadas sobre su pecho. En los últimos días, no pudiendo cruzar sus manos ni rezar mucho, repetía sin cesar: “Señor, ten piedad de nosotros”. Su último beso fue para Jesús crucificado. El Señor lo habrá recibido bien a él que tanto lo amó y que la semana anterior a su muerte, después de pedirlos, había recibido los últimos sacramentos42.
41 Ravanel, o.c., pp. 131-132.
42 Peyret Raymond, Prends ma vie, Seigneur, o.c., pp. 156-157.
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Por su parte, Marta desde el comienzo de la segunda guerra mundial en 1939 le ofreció a Dios el sacrificio de sus ojos después de pedir permiso al padre Finet. La ofrenda fue aceptada inmediatamente y Marta quedó ciega, pero la pupila de Marta era tan sensible que el menor rayo de luz podía causarle un desmayo. La señora Caillard asegura: Un día la oí gritar de dolor, cuando, por descuido, moví la lámpara que le mandó un rayo directo de luz sobre los ojos. Esa lámpara estaba oculta detrás de una cortina de terciopelo azul, detrás de la cabeza de Marta para que se pudiera ver algo en la habitación, que siempre estaba casi a oscuras.
Al año siguiente, en 1940, la mamá de Marta cayó gravemente enferma. Fue trasladada de urgencia al hospital de Lyon, donde fue operada de una oclusión intestinal. Elena Fagot refiere: Yo estaba en la clínica de rodillas a su lado. Marie-Ange Dumas me telefoneó desde Châteauneuf para decirme: “Marta comunica que su mamá tiene demasiado calor y que es necesario abrir la ventana”. El viernes, el padre Faure vino a visitarla a la una de la tarde, diciendo de parte de Marta que era preciso regresarla de inmediato a casa.
Se pensó que era muy expuesto, ya que podía morir en el camino. Pero el padre Faure insistió y dijo: “Es una orden y hay que obedecer”.
Llegamos a casa a la caída de la noche. Era viernes 22 de noviembre de 1940. Marta estaba viviendo su Pasión y estaba en éxtasis. El enfermero llevó en sus brazos a la mamá e inclinó delicadamente su cabeza sobre las mejillas de Marta antes de extenderla sobre el lecho.
El padre Finet le dio la unción de los enfermos y algunos minutos después la mamá murió. Hubo una gran luz y en ese momento Marta habló cerca de dos horas con el alma de su madre. Yo (Elena Fagot) he sido testigo junto con Marie-Ange Dumas, Madre Lautru, el hermano de Marta y el padre Finet. Fue un encuentro extraordinario. Marta habló hasta la muerte real, pues siempre decía que hay un tiempo entre la muerte aparente y la muerte real. Al final dijo: “Vete ahora a las moradas eternas”, y todo quedó en silencio43.
Marta manifestó: El Señor me ha pedido pasar el purgatorio de mi mamá. Debo soportar durante nueve meses la pena de sentido y otros tres debo vivir la pena de daño44.
43 Peyret Raymond, Prends ma vie, Seigneur, o.c., pp. 159-160 y 262.
44 Revista L´Alouette, agosto-setiembre de 1981, p. 42.
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La pena de sentido se refiere a sufrimientos corporales, pero la pena de daño es sentir la experiencia de la condenación, como sentirse privado de Dios. Por eso, en esos tres meses no le llamaba al padre Finet “padre” sino “señor”, como si no lo conociera. Ese fue el precio que pagó Marta para llevar directamente al cielo a su mamá, como aseguró después el padre Finet.
Durante ese año entero de sufrimientos, Marta tuvo un sufrimiento complementario: sentirse totalmente sola. El padre Finet también cayó enfermo y unió su soledad a la de Marta. Él declaró: Durante mi enfermedad, pasé la purificación del corazón, estuve 90 horas sin poder dormir más de seis horas. Durante una de esas noches de insomnio, pensé que llegaba mi última hora y me preparé a la muerte. Hice el sacrificio de la Obra (de los Foyers), aceptando no poder dirigirla y el sacrificio de todo lo que yo amaba, y recé el rosario con alegría interior. El sacrificio total me dejó una gran paz y Dios me ha devuelto todo45.
Durante la enfermedad del padre Finet, ni siquiera el padre Faure ni otros dos sacerdotes amigos pudieron visitar a Marta para consolarla y darle la comunión. Ella sufrió su soledad hasta el extremo. El 20 de noviembre de 1941 Marta comenzó su Pasión con una agonía dolorosa, sintiéndose sola. Dice el padre Finet: Ella estaba convencida de mi desprecio y aceptó la idea de perderme para siempre. El padre Petit que estuvo en ese momento, le pidió ese sacrificio para toda la vida. Y ella lo hizo. También creyó que la Obra de los Foyers se terminaba y que ella se había equivocado y había engañado a todo el mundo. Por eso, quiso destruir todos los documentos referentes al Foyer. Ella aceptó el abandono total y la renuncia a todo, a su misión y a la Obra. Renunció a todas las promesas de Dios sobre la Obra. Era un abandono total, se sentía abandonada de los hombres, de la Santísima Virgen y de Dios; así entró en la Pasión. Esa tarde, después de haberme llamado dos veces “señor canónigo Finet”, me llamó “señor Finet”.
Pero la Virgen acudió en su ayuda y el 21 y el 22 de noviembre tuvo varios éxtasis en los que María vino a bendecirla y consolarla. Al salir de la Pasión, el domingo 23, Marta tenía una nueva vida y llamó dos veces al padre Finet: “Mi padre, mi padre”. Había salido de la noche oscura, ocasionada por el purgatorio de su madre, que había durado un año entero46.
Después de la muerte de su madre, dos hermanas del Foyer se hicieron cargo de atender a Marta permanentemente. Para que pudiera estar más tranquila,
45 Peyrous Bernard, o.c., p. 160.
46 Ibídem.
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el padre Finet hizo construir otra habitación detrás de la casa. A ella se trasladó el 18 de setiembre de 1942 y en ella permanecería hasta muerte. Marta le llamaba con humor el castillo del padre Finet.
Hay que aclarar que el 5 de noviembre de 1940, diecisiete días antes de morir su madre, el padre Finet de acuerdo con la madre de Marta y su hermano Enrique, había realizado la compra de la casa y de las tierras de la familia por medio de su cuñado el doctor Ricard, que les pagó 15.000 francos. Enrique, a quien se le permitió seguir viviendo en la casa, al tener mucho dinero, se dedicó a beber. Llegó al extremo de golpear a Marta, de mover su lecho, lo que le causaba gran dolor, y en una ocasión la amenazó con quemarla viva.
A pesar de todo, Marta lo quería y velaba por él. Un día, al llegar el padre Finet, lo mandó que fuera urgentemente a la habitación de Enrique, diciéndole: La Virgen me ha prevenido de que se está ahogando, intoxicado por las emanaciones de productos químicos utilizados para fertilizar las tierras. El padre Finet fue de inmediato y lo socorrió.
Enrique tenía un carácter difícil y padecía continuos dolores faciales, además de falta de sueño. Todo ello agravó sus problemas, cayendo en depresión y el 8 de agosto de 1951 se suicidó. Marta sufrió mucho por ello y temía por su alma. Desde el primer momento, su pensamiento era: ¿Dónde está él? ¿Dónde está él? Parece que recibió muy pronto la seguridad interior de su salvación eterna, lo que la tranquilizó en medio de su dolor, pues ella se echaba la culpa diciendo: No lo he sabido proteger.
Con motivo de la muerte de su hermano, Marta recibió muchas cartas de condolencia, entre ellas la del obispo Suenens, futuro cardenal de Malinas-Bruselas.
11. LOS VISITANTES
El padre Bernard Peyrous, postulador de la causa de beatificación, afirma: Conozco el nombre de 103.000 personas que visitaron a Marta en su habitación y han tenido una entrevista con ella47.
Desde que se hizo público que Marta tenía los estigmas de la Pasión de Cristo, hubo muchas personas, entre ellas algunos eclesiásticos, que tuvieron interés en conocerla de cerca. A partir de 1931 era tanta la gente que quería verla
47 Peyrous Bernard, o.c., p. 245.
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que debían pedirle permiso al padre Faure, que era el párroco. Los recibía la mamá, siempre sonriente y amable. Los visitantes aguardaban en la cocina y, si le llevaban regalos, Marta los hacía enviar a los pobres o a los misioneros.
A partir de 1936, en que el padre Finet se hizo cargo de la dirección espiritual de Marta, él o su secretario hacían la lista de los visitantes. En caso de duda, se le preguntaba a Marta si deseaba recibir a tal o cual persona.
En alguna ocasión rechazó a alguien, porque sólo venía por curiosidad o para conocer su futuro. Lo cierto es que todos salían edificados por su bondad y sencillez y muchos también por haberles contado cosas privadas de su vida que Dios le había revelado a Marta de modo sobrenatural. También aseguran todos que nunca ofendía a nadie y que trataba de hacerles reír con su sentido del humor.
Muchos sacerdotes venían a pedirle consejo y lo mismo religiosas o jóvenes esposos o personas angustiadas que pedían oraciones o curación de sus enfermedades. Al final de la visita, Marta les pedía que se unieran a ella rezando un padrenuestro y un avemaría.
En los últimos años, como el jueves entraba en éxtasis para vivir la Pasión y salía el domingo o el lunes por la tarde, dedicaba el martes para las visitas de sus familiares, preguntándoles por las cosas de la vida diaria.
Los miércoles y jueves recibía de modo especial a los ejercitantes del Foyer y a los que estaban en la lista de espera. Normalmente las visitas duraban unos diez minutos. Cada miércoles o jueves recibía un promedio de 50 ó 60 personas. Cuando se retiraban los visitantes, ya de noche, se apagaba la pequeña lámpara que tenía detrás de su cabecera, se abrían un poco las ventanas para que pudiera respirar mejor y los miembros del Foyer rezaban con ella, comentando los acontecimientos del día.
Después llegaba el padre Finet y le daba la comunión. Ella quedaba en éxtasis y todos salían, cerrando el padre Finet la puerta con llave, como ella quería.
Entre los visitantes de Marta había filósofos como Gabriel Marcel, Gustavo Thibon o Robert Garric, el ministro Robert Pinay, la actriz Martina Carol, el periodista Jean de Fabrègues, Lanza del Vasto, Veronica O´Brien, Jean Daujat, Maria Michelet, esposa de un ministro, el compositor Gavoty, el príncipe Félix Youssoupov, el mariscal Leclerc, la historiadora María Winovska, Yvonne de Galard, los teólogos Garrigou Lagrange y Manteau-Bonamy, el cardenal
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Danielou y muchos otros obispos y sacerdotes, así como gente pobre o rica, agricultores o profesores universitarios, y también muchos niños, sobre todo de las escuelas de pueblos vecinos.
Marta estuvo también en comunicación estrecha con fundadores de nuevas comunidades eclesiales como las pequeñas hermanas de Jesús, los Hermanitos de Foucauld, las hermandades seculares del padre Foucauld, la Obra de san Pablo de Friburgo, el Instituto secular Caritas, la Misión de Francia, el Cordero de Oro, el Nid, Amistad clara, Focolares, el Arca de Jean Vanier, el Pan de vida, Comunidad de las Bienaventuranzas, Comunidad de Emmanuel, Grupos carismáticos, Comunidad de Monjes de Jerusalén y otros más.
A pesar de vivir totalmente inmovilizada y ciega, Marta ejerció una influencia poderosa sobre miles de personas en el mundo entero. No sólo con su oración, sino también con sus palabras y sus escritos. Muchos visitantes encontraron en su habitación la fe perdida. Otros muchos recibieron orientación para sus vidas. Después de su muerte, más de 40 sacerdotes declararon deber su vocación a los consejos de Marta, y lo mismo muchas religiosas, sin excluir a muchos casados a quienes les orientó por ese camino de acuerdo a su vocación.
En su habitación nunca se sentía mal olor. Parecía más bien que el buen olor de Cristo se irradiaba de su persona y todos quedaban impresionados y con más fuerzas para seguir el camino de Dios.
Y para todos tenía palabras de consuelo y de cariño, pues también era cariñosa y se dejaba besar, especialmente por los niños que eran sus predilectos.
Un día la visitó una religiosa y, al despedirse, se puso de rodillas, besando el suelo. Marta le dijo:
- ¿Qué haces?
- Yo beso el suelo de vuestra habitación, porque la Virgen María viene aquí con frecuencia.
- Entonces, abrázame mejor a mí48.
-
48 Escoulen Daniel, Si le grain de blé ne meurt. Ed. Desclée de Brouwer, 1996, p. 96.
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12. MUERTE DE MARTA
El 1 de noviembre de 1980 el demonio le rompió la columna vertebral, según declarará el padre Finet el 9 de febrero de 198649. El demonio la seguía molestando y, a veces, le golpeaba la cabeza contra el mueble de su cabecera. A mediados de enero de 1981, el padre Finet regresó de un viaje a Burundi con diabetes, agotado y enfermo, debiendo internarse en el hospital de Lyon. Marta le comentó a su sobrina Marta Brosse: ¿Qué penitencia podría hacer para obtener la curación del padre? Marta se ofreció al Señor como supremo acto de amor y pidió hacer una novena a los niños de las escuelas y a los miembros del Foyer. Antes de terminar la novena, el padre Finet estaba curado50.
Hablando sobre Marta dirá el padre Finet: El demonio le dijo que llegaría hasta el final51. El mismo padre añade: El 3 de febrero el demonio le golpeó la cabeza contra el suelo, pero la Virgen María vino y se la colocó en su lugar.
Yo le di la comunión el miércoles 4 de febrero en la tarde y el jueves en la mañana. La dejé el jueves en la tarde, después de haber orado por ella. Cuando regresé el viernes 6 de febrero a mediodía, la encontré en el suelo. La pusimos sobre el diván y sentimos que sus brazos estaban helados. Yo creí oír una palabra interior: “Él me ha matado”.
“Oh, me dije yo, el demonio la ha matado, pero la Virgen María nos la va a devolver”. La cubrimos con varias mantas para calentarla y, durante dos horas, yo recé a la Virgen para que nos la devolviera. Como no volvía en sí, colocamos un espejo delante de la boca y no había señales de respiración52.
Jean Guitton manifestó: Le pedí al padre Finet que me contara cómo había sido el último día de la vida de Marta. Él me comentó: Era un viernes. Yo había ido a su habitación la víspera a las 5 p.m. Marta tenía más dolores que otras veces, pero nadie pensaba que iba a morir. Ella me decía que el demonio le hacía la vida difícil y la tiraba al suelo. De hecho, al entrar en su habitación, estaba tirada en el suelo. Yo le pedí a la persona que estaba en la habitación vecina que viniera a ayudarme para levantarla. Un brazo estaba frío y oí a Marta decirme: “Me ha matado”. La persona que estaba a mi lado no oyó nada. El otro brazo estaba también frío como el primero. Puse el espejo sobre sus labios y no había soplo. Entonces fueron a llamar al médico que llegó hacia las ocho de la tarde. Él dijo: “Está muerta”.
49 Pagnoux Jacques, o.c., p. 108.
50 Jean Jacques Antier, o.c., p. 205.
51 Ib. p. 204.
52 Pagnoux Jacques, o.c., pp. 108-109.
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Se llamó a la hermana de Marta y a su familia. Llegaron a medianoche. El obispo de Valence llegó hacia las 10 p.m. El sábado los niños de las escuelas quisieron ver a Marta. Se la había amortajado como ella quería: con un vestido blanco. Era un alba de comunión que le estaba muy larga, pues sus pies estaban doblados. Le pusieron un rosario en sus manos juntas.
La noticia de su muerte fue conocida en todo el lugar y fue anunciada por televisión, comenzando un desfile ininterrumpido para verla53.
Marta tenía el rostro tranquilo y casi sonriente. Si el diablo había hecho una de las suyas con el permiso de Dios, ella había triunfado en toda la línea, porque ahora estaba feliz con su Dios por toda la eternidad y desde el cielo podía velar mucho más y mejor por todos los suyos. Al respecto dice Jean Guitton: Recuerdo que Marta me había dicho: “Cuando haya dejado este mundo, seré más activa que ahora. Tengo la intención de no descansar hasta el fin del mundo”54.
Y comenzaron a llegar telegramas de todas partes del mundo. Algunos decían cosas como: Marta está viva. Marta es una santa. Marta ahora vive en nuestro corazón. Marta me llevó a Dios. Gracias por devolverme la fe...
La noticia de su muerte corrió como reguero de pólvora el sábado siete de febrero de 1981 y fue transmitida por radio y televisión al mundo entero. De todas partes llegaban para su entierro. Los mil alumnos de los colegios se hicieron presentes desde el primer día y lo mismo los familiares y miembros de los Foyers de Francia.
El martes 10 llevaron a Marta a la sede del Foyer de Châteauneuf y fue colocada en la capilla, que se llenó de flores de tantos que querían manifestarle su amor y agradecimiento. Los funerales tuvieron lugar el jueves 12 de febrero. Había 40 obispos y 200 sacerdotes concelebrando y, en la misa, se repartieron más de 6.000 comuniones. Fue un triunfo apoteósico en el que Dios manifestaba su gloria a todas las naciones.
Sus restos fueron sepultados en el panteón de la familia en saint Bonnet, a dos kilómetros de distancia. Desde ese día la tumba de Marta siempre tiene visitantes que van a pedir ayuda. Su tumba está en todo momento llena de flores.
53 Guitton, o.c., pp. 224-225.
54 Ib., pp. 225-226.
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Su proceso de beatificación, abierto en 1986, terminó en 1996. Y esperamos verla pronto en los altares.
SEGUNDA PARTE
FENÓMENOS EXTRAORDINARIOS
1. FENÓMENOS SOBRENATURALES
a) LOS ESTIGMAS
El fenómeno místico de los estigmas o llagas de Cristo lo han recibido varios santos a lo largo de la historia. Entre ellos san Francisco de Asís el 14 de setiembre de 1224, según el relato de san Buenaventura. También santa Catalina de Siena (1347-1380), Veronica Giuliani, Ana Catalina Emmerick, Luisa Lateau, Gema Galgani, Teresa Neumann y el famoso capuchino padre Pío entre otros.
En el caso de Marta, desde el 2 de febrero de 1929 estaba totalmente paralizada de brazos y piernas. Jesús le preparó este regalo para asemejarse totalmente a Él. Ella le dirá a Jean Guitton que escuchaba como una voz interior que le hacía intuir algo grande. Era como si Jesús me dijera: “Ven, pequeña Marta, que tengo algo que decirte. Y eso era ser como Él, ser Él55.
El regalo llegó a finales de setiembre de 1930. Jesús se le aparece y le dice: ¿Quieres ser como yo? Marta, que estaba entregada sin reservas, acepta sin dudarlo. En los primeros días de octubre, tal vez el día 4, fiesta de san Francisco de Asís el santo estigmatizado, Jesús crucificado vuelve a aparecérsele. En un instante le toma los dos brazos y se los abre. Ella dirá: Yo sentí un fuego quemante exterior, pero sobre todo interior. Era un fuego que salía del costado de Jesús. Exteriormente yo lo veía como una luz que me quemaba. Me pareció que un dardo salía de su corazón y se dividía en dos para atravesar mi mano derecha y mi mano izquierda; pero, al mismo tiempo, mis manos eran perforadas, por así decir, por dentro. Después Jesús me invitó a ofrecerle mis pies, lo que yo hice inmediatamente, colocándomelos como Jesús en la cruz, extendidos porque estaban doblados. Al igual que en las manos, un dardo salió del
55 Guitton, o.c., p. 199.
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Corazón de Jesús, un dardo de fuego que se dividió en dos, para perforar mis dos pies al mismo tiempo... Sentí, al igual que en las manos, un “dolor torturante”, que quemaba mis manos y mis pies. Yo creía que iba a morir.
Sin embargo, Jesús me invitó a presentarle mi corazón o, más bien, mi pecho. Yo ofrecí mi corazón a Jesús y mi corazón, al igual que mis manos y mis pies, fue atravesado por un dardo de fuego que salió del Corazón de Jesús y que era más fuerte que el de las manos y pies. Me atravesó de parte a parte... Un dolor mortal invadió mi corazón y todos mis miembros. Yo estaba más muerta que viva en una especie de desvanecimiento, que duró largo tiempo, quizás varias horas.
En ese estado, Jesús me invitó a recibir la corona de espinas que tenía en sus manos. Al principio Jesús se me apareció en la cruz, pero después lo vi fuera de la cruz y con sus llagas divinas, porque mientras salían de su Corazón los dardos de fuego, ya no estaba clavado en la cruz. Jesús colocó alrededor de mi cabeza su corona de espinas, presionando fuerte. Unos dolores muy intensos me invadieron. Las espinas me quemaban en mi cabeza y yo me quedé en ese estado de sufrimiento y de amor, agradeciendo a Nuestro Señor lo que me había hecho. Él desapareció. La sangre corrió por mis manos, pies, corazón y cabeza. Después de la coronación de espinas, mis manos y mis pies volvieron a la posición habitual. Poco a poco el dolor fue amainando56.
La misma Marta refiere cómo vivía la Pasión cada semana. Cada jueves todo mi ser es oprimido por sufrimientos especiales, angustias, tristezas y dolores del alma, del corazón y del cuerpo, que aumentan a medida que se acerca el estado de agonía. El alma sucumbe bajo el peso de los pecados que lleva y tiene miedo, mucho miedo... Se hace pecado y es aplastada bajo el peso, abandonada por Dios. Los demonios se abaten contra el alma para impedirle que acepte la voluntad de Dios... Impotentes contra el alma, los demonios atacan el cuerpo. Todo el ser agoniza sir recibir socorro ninguno. Entonces, en un supremo acto de abandono a la divina voluntad, el alma grita: “Padre, vengo a hacer tu voluntad y a cumplir tus deseos de amor en mí por la conversión de los pecadores”. Fortalecida con esta aceptación, el alma sigue a Jesús durante toda la Pasión. El alma sale fiadora por los pecadores y ella se asocia a Jesús plenamente en las etapas dolorosas de su Pasión, sufriendo todo con Él y como Él57.
56 Revista L´Alouette de agosto de 1981, pp. 20-21.
57 Cuaderno 22, del 29 y 30 de enero de 1945; Ravanel, o.c., p. 92.
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Llegada al Calvario... me dejo extender sobre la cruz por Jesús y ser crucificada en todos mis miembros. Todo mi ser es ofrecido al amor y a la justicia del Padre con Jesús, sostenido por la plegaria de la Virgen y asistida por los ángeles. En esa ofrenda toda pura, mis plegarias salen de mi corazón, a pesar de la ira de los demonios, que me quieren impedir orar, cerrándome la garganta. Y yo siento que llega la muerte en el abandono supremo del cielo58.
La primera en ver la sangre el día de su estigmatización fue su propia madre. Se asustó y le limpió la frente, el corazón, las manos y los pies. Se lo dijo a su esposo y ambos, preocupados, llamaron al médico, doctor Aristide Sallier de saint Uze, quien sólo pensó en darle líquido para que compensara la perdida de sangre, pero el líquido le salía por la nariz. Impotente y desarmado ante este caso que no comprendía, sólo pudo decirle: Señorita, rece por mí.
Al poco tiempo, Marta recibió la visita de su amiga Gisela Bouteville (Gisela de Signé). Marta no le habló del asunto, pero, al marcharse, su madre le dijo:
- Mi hija sangra.
- ¿Dónde?
La mamá le hizo señales en la mano, corazón, frente y en las dos manos. Estaba tan emocionada que casi no podía hablar. Y Gisela respondió:
- Pero eso son los estigmas.
- ¿Cómo?, ¿qué es esa enfermedad?
- No es enfermedad.
La mamá corrió a la lavandería y le enseñó una tela con sangre, diciendo:
- La he lavado y la he hecho hervir, he echado lejía y no se va.
- Señora Robin, esto no se puede ocultar, es preciso hablarle al párroco59.
58 Cuaderno 22, del 1 de febrero d 1945; Ravanel, o.c., p. 93.
59 Peyret Raymond, Prends ma vie, Seigneur, o.c., p. 82.
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Cada jueves en la tarde hasta el sábado; a veces hasta el domingo y en los últimos años hasta el lunes en la tarde, sufría los dolores de la Pasión, luchando contra el demonio, que le golpea la cabeza contra el mueble y ella sangraba y hasta vertía lágrimas de sangre. Era su precio por la salvación de los pecadores.
Pero Jesús no la dejaba sola. Se le aparecía frecuentemente en unión con María y, desde la estigmatización, le llamaba: mi pequeña crucificada de amor60.
Pocos días después de la estigmatización, se extendió por el vecindario la noticia de las llagas de Marta y muchas personas empezaron a visitarla. El padre Faure y el padre Perrier fueron los primeros en organizar las visitas, pero el papá y el hermano de Marta estaban molestos con tantas visitas y decían: Déjenla tranquila.
De todos modos, aunque de mala gana, aceptaron la realidad y las visitas. El padre Faure admitió a algunas personas a asistir a la Pasión de los viernes. A ella asistió el vicario general de la diócesis, monseñor Soulas, el padre Auric y más de 50 personas que, al ser preguntadas en el proceso para la beatificación, atestiguaron haber visto correr la sangre por el rostro y las llagas. El padre Finet, el padre Faure y algún otro, como el canónigo de Lyon, padre Bérardier, tomaron notas sobre el desarrollo de la Pasión.
b) BILOCACIÓN
Es la presencia simultánea de una misma persona en dos lugares diferentes. Algunos teólogos dicen que es imposible que un mismo cuerpo pueda estar al mismo tiempo en dos lugares distintos y suponen que en uno de esos lugares está solamente en apariencia. Otros dicen que en uno de esos lugares su ángel toma su lugar. Lo cierto es que nadie puede dudar de que algunos santos han estado en lugares lejanos de su residencia habitual para ayudar en alguna necesidad.
Una profesora de Châteauneuf, Marie-Ange, estaba muy enferma en 1971. Un día, hacia las siete de la noche, un sacerdote del Foyer le llevó la comunión y le dijo que vendría más tarde para darle la unción de los enfermos. Ella apagó su lámpara de cabecera. A las siete y treinta y
60 Antier Jean Jacques, o.c., p. 86.
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cinco minutos la profesora de matemáticas Janine Chevalier fue a despedirse de ella y oyó voces en su habitación. Tocó la puerta y nadie le respondió. Escuchó que alguien decía: “Sagrado Corazón de Jesús, paciente y de infinita misericordia, ten piedad de nosotros, Corazón de Jesús, lleno de amor y de bondad, ten piedad de nosotros, Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros”. Janine entró con la enfermera que le llevaba un pequeño refrigerio y encontró a Marie-Ange acostada y muerta.
Cuando le preguntaron a Marta, respondió: “Había prometido a Marie-Ange ayudarla en su última hora. He venido a verla y he dicho esa oración”61.
El padre Peyrous declara que Marta hablaba de ciertos lugares como si hubiera estado en ellos. Por ejemplo, habló de la iglesia de L´Ile-Bouchard con todos los detalles como si la conociera personalmente. Un día un niño de saint Bonnet le preguntó: Nos han dicho que usted viene a vernos a saint Bonnet, ¿es cierto? Ella respondió:
- Pequeño pillo, Dios puede hacerlo posible, para Él nada es imposible.
Marta no ocultó haber asistido al Papa Pío XII para rezar en su agonía. El padre Renirkens que dirigió un Foyer en Suiza dice que en 1954 volvió de China donde había sido misionero. Él había estado 14 meses en prisión bajo el régimen comunista. Cuando fue a visitar a Marta, ella le preguntaba cómo había vivido con los cristianos perseguidos. Él dice: Marta, a veces, me interrumpía y me daba detalles precisos o episodios vividos personalmente en las prisiones de Shangai y que yo no había contado a nadie. Nadie podía saberlos y ella lo sabía. Y yo, estupefacto, le pregunté:
- Marta, ¿pero tú has estado conmigo en la prisión?
Y Marta se callaba y me seguía preguntando más detalles. Lo que más me impresionó fue la descripción de paisajes e iglesia que nadie podía conocer en Europa. Al fin le pregunté cómo sabía todo esto y Marta respondió:
- Oh, usted sabe, Jesús va frecuentemente a China62.
61 Guitton, o.c., pp. 155-156.
62 Peyrous Bernard, o.c., pp. 202-203.
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Jean Guitton le preguntó, si viajaba por el espacio y si tenía la impresión de visitar países lejanos. Ella respondió: ¡Si se puede llamar viajes! Yo viajo en Dios. Él me lleva a donde quiere.
- Entonces, ¿la lleva a Roma o Constantinopla?
- Sí, a Roma y a Constantinopla, pero en Jesús y también con la Virgen. Es el amor el que me lleva. Yo tengo el gozo de dejarme llevar... Cuando se comprende el amor que Dios tiene por nosotros, uno se da cuenta de que la eternidad no será suficiente para agradecerle. Es un océano. Nuestra felicidad es parte de su felicidad63.
c) INEDIA
La inedia o ayuno absoluto es el fenómeno místico de no comer ni beber durante mucho tiempo. Este fenómeno ha sucedido a algunos santos como santa Ángela de Foligno (1250-1309) durante doce años; santa Catalina de Siena (1347-1380) por ocho años; santa Liduvina (1380-1433) veintiocho años; beata Elizabeth de Reute (siglo XV) quince años; santa Catalina de Génova (1447-1510) veintitrés años; Catalina de Racconigi (siglo XV) diez años; Domenica del paradiso (siglo XVI) veinte años; san Nicolás de Flüe (siglo XVI) diecinueve años; santa Catalina de Raconixio (siglo XVI) diez años; Luisa Lateau (1850-1883) trece años; Rosa Adriani (siglo XIX) veintiocho años; Domenica Lazzari (siglo XIX) catorce años.
Marta superó a todos, pues estuvo en ayuno absoluto, según algunos desde 1928, aunque en el reporte médico del año 1942 se habla de su ayuno absoluto comprobado desde 1932, lo que significa que vivió sin comer ni beber durante unos 50 años. Y lo que es más sorprendente para la ciencia médica es que estuvo sin dormir también durante estos 50 años.
En la entrevista que le hizo Jean Guitton, el famoso filósofo francés, ella le dijo: Yo quisiera comer y beber un poco y hasta me imagino algunos menús. Precisamente, esta semana he preparado paquetes para los presos condenados a muerte. Lo que colocaban en los paquetes, yo me imaginaba comerlo con ellos… Siempre me ha gustado el café… y no doy importancia a mis ayunos, porque Jesús lo desea así. Si pudiera beber leche de mis vacas, lo haría64. Pero Marta no podía comer ni beber, porque Dios lo quería así y no podía deglutir, aunque quisiera.
63 Guitton, o.c., p. 201.
64 Guitton, o.c., pp. 88-89.
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El neurosiquiatra doctor Alain Assailly le pidió en 1949 que, para convencer a sus colegas de que realmente no comía nada, debía ser internada en una clínica durante uno o dos meses para hacer una vigilancia y un control exhaustivo de su situación y llegar a conclusiones científicas verdaderas, pero ella le respondió: Doctor, yo tengo una regla y esa es la obediencia. Si mi director, el padre Finet, o el obispo o el santo Padre deciden hospitalizarme, yo aceptaría inmediatamente. Pero ¿usted cree que el problema está donde lo está buscando?65.
La misión de Marta no era dar una prueba científica de la existencia de lo sobrenatural, convenciendo a los médicos de que realmente no comía ni bebía ni dormía. Su misión estaba en orar, ofrecer y sufrir por la salvación de los demás y asegurar el desarrollo de los Foyers en el mundo entero.
De hecho sabemos cómo la alemana Teresa Neumann (1898-1962) estuvo 35 años sin comer ni beber y le hicieron el control médico desde el 14 al 28 de Julio de 1927 y, a pesar de haber sangrado efusivamente durante la vivencia de la Pasión y perder 4 kilos, el último día los había recuperado totalmente.
Otro caso parecido es el de Alexandrina da Costa (1904-1955), que estuvo 13 años sin comer ni beber. La internaron en un hospital de Oporto (Portugal), donde fue controlada durante 40 días. Los médicos no pudieron encontrar una explicación científica a esos hechos, recibiendo sólo la comunión diaria. ¿Acaso después de ello los científicos quedaron convencidos y aceptaron la existencia de lo sobrenatural?
d) CONOCIMIENTO SOBRENATURAL
Es el conocimiento de secretos de corazón que Dios comunica a sus siervos. El padre Finet tuvo una conversación con Marta el 26 de mayo de 1947 y él quiso transcribirla para conocimiento de todos. Le preguntó a Marta si el Espíritu Santo le mostraba las almas de los visitantes. Ella respondió: Sí, de modo más o menos luminoso, más o menos completo. Es a la luz del Espíritu Santo que Dios me muestra las almas que están en pecado. A veces me muestra de modo claro los pecados antiguos no confesados o mal confesados. Por ejemplo, el buen Dios me muestra un
65 Peyrous Bernard, o.c., p. 317.
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alma que tiene mentiras o malas comuniones. Yo veo eso sin ver en qué ha mentido ni el número.
Cuando el Señor me muestra los pecados, debo tener mucha delicadeza. En ocasiones les digo las cosas de modo general, otras veces, pongo el dedo en la llaga, diciendo el pecado olvidado o mal confesado. Al principio, algunos me decían: “¿Por qué decir eso al sacerdote?”. Yo les digo que el buen Dios les ofrece ocasión de salir del pecado y añado: “Rezaré por ti y estaré contigo cuando confieses tus pecados” y les prometo que todo será más fácil de lo que piensan66.
Pero no sólo era conocimiento de los pecados, sino también de otras cosas personales. Veamos. La señorita Faure declaró: Una vez hacíamos un retiro y Marta supo que habíamos hablado en los cuartos y nos lo hizo saber. ¡Nos sentíamos como unas tontas! Ella realmente tenía un don para leer los corazones67.
Otro día le dijo al padre Perrier: Hay un señor aguardando. Dígale que se vaya, porque lo que quiere es que le adivine la suerte68.
Una señora fue a ver a Marta en 1946 y refiere: Mi hijo había muerto en Mauthausen después de 17 meses de estar deportado en Alemania. Fui a ver a Marta y me preguntó:
- ¿Quién eres?
- Una mamá que vengo a pedir consuelo y coraje.
- Su hijo es un mártir. Está junto a Dios.
Ella me dijo eso sin que yo le hubiese dicho nada sobre mi hijo. Después me invitó a rezar de rodillas y rezamos una decena del rosario69.
66 Peyrous, o.c., pp. 200-201.
67 Peyret Raymond, Marta Robin, la cruz y la alegría, o.c., p. 171.
68 Ibídem.
69 Testimonio de la señora Elisa Chevalier en Prends ma vie, Seigneur, o.c., p. 184.
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e) HOSTIAS VOLADORAS
Un hecho extraordinario que sucedía cada vez que Marta comulgaba era que, al no poder pasar las hostias por su incapacidad de deglutir, era absorbida milagrosamente y desaparecía de su boca. Muchas veces, incluso antes de que el sacerdote la colocara en la lengua, volaba de sus manos hacia Marta como si Jesús tuviera ansias de ser recibido por ella. Hay muchísimos testigos presenciales de esto. Y no ha sido un caso único en la historia, pues también se cuentan casos en la vida del santo cura de Ars, de santa Catalina de Siena, de santa María de las cinco llagas y de otros.
Un sacerdote declaró que la primera vez que le dio la comunión, la hostia se le había escapado de las manos. Otro sacerdote le explicó que eso ocurría siempre. Y dice: Cada vez que eso ocurría, yo me admiraba. Muchas veces, cuando el sacerdote coloca la hostia en sus labios, desaparece sin más, sin que ella haga la menor señal de deglución70.
Monseñor Marzioux fue un día de 1939 a ver a Marta, el padre Finet le pidió que le diera la comunión, aconsejándole que le presentara la hostia delante de los labios para que fuera aspirada. Y declara: Eso fue lo que hice, viendo emocionado cómo la hostia se escapaba de mis dedos, cuando se la presenté delante de sus labios. Después Marta entró en éxtasis con un rostro profundamente sereno71.
A veces la hostia se escapaba de los dedos, cuando estaba todavía a cierta distancia. Así lo aseguró el padre Finet: Tres veces, la hostia se me ha escapado de mis manos a veinte centímetros de distancia para entrar en la boca de Marta. En ese momento cayó en éxtasis72.
Ella le manifestó a Jean Guitton: Puedo decir que me alimento de la comunión. La hostia pasa, yo no sé como. Es como una vida nueva que pasa. ¿Cómo decir? Me parece que Jesús está en todo mi cuerpo, que Él es mi cuerpo, como si yo resucitara. Y después quedo desligada del cuerpo73.
70 Peyret Raymond, Prends ma vie, Seigneur, o.c., pp. 196-197.
71 Revista L´essor de saint Etienne del 10 de febrero de 1981.
72 Revista L´Alouette de marzo de 1986, p. 30.
73 Guitton, o.c., p. 200.
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El padre Finet aseguraba que después de comulgar permanecía en éxtasis durante unas 18 horas consecutivas74.
Ella misma afirma: Cuando el padre se acerca a mi lecho, me deja contemplar la hostia y después la coloca en mi boca. No sé lo que sucede. Me parece que Jesús me recibe amorosamente en sus brazos y que yo me fundo en su Corazón de fuego en un arrobamiento y una felicidad suprema75.
Marta, antes de comulgar, solía confesarse para tener el corazón lo más limpio posible para recibir a Jesús. Y dice: Interiormente me pongo de rodillas a los pies de María y le pido que quite todo lo que pudiera disgustar a Jesús y que purifique hasta la más mínima mota de imperfección para tener el alma transparente como el cristal76.
Le decía a Jean Guitton que al comulgar su unión con Jesús era más que unión, era una fusión77. Sobre el éxtasis del 5 de abril de 1930 declaró: Esta mañana después de la comunión he tenido una unión muy especial, unión mística de mi alma con Dios. Imposible de describir lo que he comprendido o expresar las comunicaciones que he recibido ni las luces que Dios me ha dado sobre su Obra... Al volver en mí, he sentido alegría y dolor. Dolor, porque estoy todavía en esta tierra donde se cometen cada día mil imperfecciones, y la alegría de que, viviendo, me queda poco tiempo para sufrir por Dios y su gloria. En esos momentos he tenido la visión intelectual de Jesús glorioso que, desde la cima de su gloria, me mostraba sus llagas sagradas, maravilla de los elegidos78.
En su Diario escribió: En la comunión, el amor me envuelve. Me siento inundada, invadida de amor. Mi alma está absorbida por la inmensidad de las llamas. Yo me pierdo en Dios. ¡Oh felicidad! No soy más que la pequeña hostia de los deseos de Jesús, dulce amado. ¡Oh Jesús! Vive todo entero en tu pequeña hostia para que ella viva enteramente en Ti79.
74 Revista L´Alouette de marzo de 1986, p. 31.
75 Marthe Robin, Sous la conduite de Marie, Ed. Saint Paul, 1995, p. 98.
76 Ib. p. 95.
77 Guitton, o.c., p. 94.
78 Peyret Raymond, Marthe Robin, L´offrande d´une vie, o.c., p. 125.
79 Diario, del 3 de octubre de 1931.
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f) APARICIONES
Jesús se le apareció en múltiples ocasiones para consolarla en sus momentos de dolor. Ella lo veía de dos maneras, con los ojos del cuerpo y de modo interior o intelectual. El 4 de abril de 1932 ella dictó lo siguiente: Yo estoy segura de la presencia de Jesús a mi lado... Desde mi acto de abandono total al amor, he tenido pocas visiones corporales. Las apariciones divinas se manifiestan casi siempre a mi alma80.
Asegura: Jesús se me aparecía, a veces, en su humanidad dolorosa, otras veces en su humanidad gloriosa y triunfante, mostrándome su Corazón amante y doloroso81.
También se le aparecía frecuentemente la Virgen María como una madre que se preocupaba de su hijita, incluso para acomodarle su cuerpo, cuando el demonio la zarandeaba. Al hablar de María, lo hacía con tanto cariño que solían decir: Se nota que la conoce muy bien.
En 1942 ella describió a María: Su rostro es de una belleza incomparable. No se pueden describir sus rasgos, porque son perfectos. Es dulcemente luminosa. Uno no piensa en ponerse de rodillas sino en volar hacia ella y arrojarse en sus brazos. Se sienten deseos de decirle: “Mamá querida, nosotros tus hijos sabemos bien que nos amas”. Muchas veces la he visto y he sido tocada por ella. En cuanto a la manera de verla es diferente según los casos. A veces aparece como joven o anciana, con alegría o con dolor. En algunas ocasiones me ha levantado hacia ella con sus propias manos.
Durante la Pasión, la Virgen viene a ayudarme, especialmente durante los ataques del demonio. Cuando ella aparece, él no tiene poder sobre ella… ¡Yo la amo tanto! Ella es mi estrella y mi morada. Yo vivo en su luz, oculta en el asilo inexpugnable de su Corazón inmaculado82.
En marzo de 1969 el padre Ravanel reemplazó al padre Finet para dar un retiro a los inscritos en el Foyer de Châteauneuf. El padre Finet fue a ver a Marta a su casa y ella le dijo:
80 Peyrous Bernard, o.c., p. 78.
81 Cuaderno 22, del 17 y 18 de enero de 1945; Ravanel, o.c., p. 90.
82 Peyrous Bernard, o.c., pp. 195-196.
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- Buenas tardes, padre. Mamá (Virgen María) está allí, indicando la presencia especial de la Virgen.
- El padre Ravanel acaba de celebrar la misa y me va a reemplazar.
- Ya lo sé, mamá me lo ha dicho.
Y el padre Ravanel añade: La Virgen había venido a rezar en la misa que yo celebré en la capilla de Foyer83.
Marta amaba mucho a María y le rezaba todos los días el rosario como buena hija. Decía: Para recitar el rosario empleo mucho tiempo. Comienzo a rezarlo y después de un tiempo me doy cuenta de que no he vivido más que un poco, por ejemplo de la Anunciación. Verdaderamente no sé cómo la gente lo hacen tan aprisa. Seguramente que no tienen tiempo para pensar en lo que dicen. Yo rezo el rosario por el mundo entero84.
Durante la guerra, Marta tomó la iniciativa de fundar el rezo del rosario perpetuo en la parroquia. Durante el invierno de 1939-1940 esta cruzada del rezo del rosario se hacía de día y de noche. El padre Finet escribió a los obispos de Francia para comunicarles esta iniciativa.
Y Marta escribió esta pequeña y emotiva consagración a María: Te escojo hoy, oh María, en presencia de toda la corte celestial por Madre y Reina mía. Te entrego y te consagro, con toda sumisión y amor, mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores y hasta el valor de mis buenas acciones, pasadas, presentes y futuras, dejándote entero y pleno derecho de disponer de mí y de todo cuanto me pertenece sin excepción, según tu agrado, para mayor gloria de Dios, en el tiempo y en la eternidad. Amén85.
Marta tuvo también apariciones de ángeles, de san Juan evangelista y de san Francisco de Asís, dos santos particularmente unidos a la Pasión de Jesús y que fueron para Marta, amigos que le ayudaron y consolaron en varias ocasiones86. Pero, muy especialmente, su santa predilecta era santa Teresa del niño Jesús. Se le apareció al menos tres veces, cuando estaba gravemente enferma y en coma el año 1927. Otro santo especialmente querido para Marta era san Luis María Grignion de Montfort, que es considerado el protector y padre de todos los miembros de los Foyers.
83 Ravanel, o.c., p. 162.
84 Peyret Raymond, Marthe Robin, L´offrande d´une vie, o.c., p. 152.
85 Escoulen Daniel, o.c., p. 203.
86 Peyrous Bernard, o.c., p. 78.
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g) MILAGROS EN VIDA
Dios amaba tanto a Marta que no le podía negar nada. Por ello son muchos los milagros realizados por Dios por su intercesión. Una niña de Lyon de trece meses de nacida, llamada Renée Chevauchet, en marzo de 1930 se enfermó de bronconeumonía. El doctor Beck dijo que era un caso perdido. Los padres consultaron a un amigo de la familia, el doctor Maurin, y les dijo lo mismo. Escribieron a Marta para pedirle oraciones y la niña quedó curada totalmente, lo que se consideró un milagro obtenido por la intercesión de Marta87.
Una pareja de esposos le comunicó a Marta que después de un año de matrimonio no tenían hijos y estaban tristes por ello. Marta les aseguró:
- El hijo nacerá después de 10 años de matrimonio. Y después de 10 años tuvieron tres hermosos niños.
Otras familias le pedían oraciones para la curación de sus seres queridos enfermos. Durante la segunda guerra mundial la petición de oraciones fue más intensa. En 1940 una esposa fue a visitarla para pedirle ayuda para su esposo que, después de varios meses, no escribía. Marta la animó y le aseguró que volvería sano y salvo. Después de la guerra fueron a agradecérselo88.
Un día de visita se presentó una joven bastante ligera que quería ver a la estigmatizada. Marta la hizo sentarse y después de algunos minutos le dijo: He sido iluminada sobre su alma. ¿Por qué ofende tanto al buen Dios? Marta le leyó su alma como un libro abierto. La joven manifestó: “Ella me reprochó mi ligereza y mi falta de fe y de piedad. Hizo una revisión general de mi vida”. De vez en cuando, me preguntaba: “¿Es verdad?”. Y después de una señal aprobatoria, continuaba. Me dijo que el Señor me amaba mucho y más que a otros y que estaba cansado de esperar.
Esta joven se convirtió y entró después en las Hermanitas de la Asunción y venía frecuentemente a visitar a Marta como amiga89.
87 Peyret Raymond, Prends ma vie, Seigneur, o.c., p. 211.
88 Peyrous Bernard, o.c., pp. 264-268.
89 Peyrous Bernard, o.c., p. 201.
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El señor Octave declaró: En el hospital de Lyon a mi esposa le dio fiebre puerperal después del nacimiento de nuestro hijo Alain. La Hermana Lautru de Châteauneuf, la iba a ver todos los días. Con mucho tacto me avisaron que mi esposa estaba desahuciada. Mi angustia era inmensa. Estábamos casados sólo desde fines de 1937.
Como la medicina era ineficaz o al menos incierta, el único recurso que tuve fue dirigirme a Nuestra Señora del Sagrado Corazón, la esperanza de los desesperados. Mi novena de oraciones no fue en vano. Ignoraba que por su parte la hermana Lautru había colocado bajo la almohada de mi esposa una tela que había tocado Marta. Después de un tiempo fui a ver a la hermana Lautru a Châteauneu y me confirmó que esa curación, según Marta, había sido milagrosa. ¿Cómo olvidarlo?90. La curación tuvo lugar en junio de 1941.
Otro caso. Los padres de una niña curada declararon: Marta siempre estuvo presente en nuestra vida de pareja y de padres. Compartió nuestras grandes alegrías y nuestras grandes tristezas y en cada acontecimiento de nuestra vida, íbamos a hablar con ella. En 1960 tuvimos trillizas prematuras. La primera murió al nacer y la más pequeñita de las tres, que sólo pesaba un kilo cuando nació, “atrapó” no se sabe cómo, en su incubadora, una bronconeumonía, enfermedad muy grave en un bebé normal, pero desesperada en un ser tan desprovisto y tan frágil. Como le daban síncopes (unas veces se ponía negra, otras blanca como un papel cuando tomaba una cucharadita de leche en el biberón) suplicamos que no la dejaran sola; así que se turnaban al pie de la incubadora el médico de Valence, las parteras y las enfermeras, que decían “se va a morir”. Nosotros sostenidos por Marta y la Comunidad, renovábamos nuestra confianza en el Señor por medio de María.
Un día en que estaba muy desasosegada entré a la catedral de Valence y le pedí a un padre que estaba en la sacristía un poquito de agua de Lourdes… el padre celebró la misa por la niña esa tarde; llevé el agua en un frasquito que se puso en la incubadora con gran temor del médico (protestante) que quería que la hirvieran… Una religiosa ponía unas gotitas en el biberón.
90 Peyret Raymond, Marta Robin, la cruz y la alegría, o.c., p. 181.
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El doctor no creía que se iba a mejorar y todos los días, cuando entraba en el pabellón decía: “¿Ella todavía esta aquí? Ni siquiera puedo auscultarla. Si la pusiera de espaldas se moriría entre mis dedos”.
Cuando se mejoró completamente, me encontré con el médico en un corredor de la clínica y le di las gracias por los cuidados que había tenido con mi hija. Me contestó: “¡Oh!, usted sabe, yo la cuidé, pero no fui yo quien la curó”.
Cuando le contamos esto a Marta, murmuró: “¡Fue la Santísima Virgen!”91.
h) MILAGROS DESPUÉS DE SU MUERTE
Dios quiso manifestar su amor por Marta después de su muerte, al igual que lo había manifestado durante su vida. El padre Bernard Peyrous, que es el postulador de su causa de beatificación, ha recogido muchos testimonios de curaciones por su intercesión, algunos de los cuales han sido presentados como posibles milagros. Él nos dice: Una mujer se curó de una septicemia que, según el jefe de servicio del hospital de Roubaix que la atendió, era una curación milagrosa. Otra persona de Le Mans tenía un cáncer ramificado y se curó. Su médico declaró que había habido una intervención especial del cielo92.
Igualmente un niño de nueve años, que después de un accidente quedó en coma en IV grado, quedó totalmente curado y sin secuelas posteriores. Otro niño de dos años, que no podía caminar, pudo curarse y caminar normalmente. Son algunos de los milagros recogidos por el padre Bernard Peyrous para el proceso de beatificación93.
Una persona de la diócesis de Niza, que tenía una enfermedad degenerativa a los ojos, fue curada por intercesión de Marta y su caso fue reconocido por los médicos como extraordinario de modo que se hizo la documentación correspondiente para presentarla para el Proceso de beatificación94.
91 Ib. pp. 152-153.
92 Peyrous Bernard, o.c., p. 344.
93 Peyrous Bernard, o.c., pp. 344-345.
94 Ibídem.
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El padre Finet declaró que desde el cielo ella obtiene maravillosas curaciones. Un ejemplo: La niña Eglantine de Chartres, de tres años y medio, sufría una enfermedad incurable al páncreas, que estaba pegado a los pulmones. Sus padres fueron a un retiro y rezaron a Marta por la sanación de su hija. Según los médicos, le quedaban tres semanas de vida. El martes siguiente, el médico constató que estaba totalmente curada. Según la opinión de los médicos, era una enfermedad que no se cura nunca95.
Y así podríamos citar muchos testimonios, incluidos los milagros espirituales de grandes conversiones.
i) OTROS FENÓMENOS
En la vida de Marta se manifestaron fenómenos fuera del orden natural, como la transverberación. A este respecto declara Jean Guitton, que le preguntó si había sentido una especie de dardo de fuego como otros místicos, y ella respondió: Sí, he sentido un fuego quemante. A veces era un fuego exterior, pero sobre todo un fuego interior. Era un fuego que salía de Jesús. Exteriormente lo veía como una luz. Era una luz roja, una luz ardiente que me quemaba... En el interior estaba Jesús con su vida divina96.
Sus bodas místicas las recibió como algunos santos, recibiendo un anillo, llegando a ser así esposa de Jesús en su más pleno sentido. Jean Guitton le preguntó, si alguna vez había visto el anillo de su matrimonio espiritual en el dedo. Ella respondió: He visto el anillo de oro en mi dedo unas doce veces. Pero déjeme decirle que, si es bueno tenerlo, es todavía mejor no tenerlo97.
Tuvo el don de profecía. Aseguró: Cuando Juan XXIII fue elegido Papa, yo estaba segura que Monseñor Montini le sucedería. Creo que él permanecerá algunos años entre nosotros, porque no veo otro obispo que lo pueda reemplazar98.
Algunas personas la vieron con luces o resplandores sobrenaturales. Según asegura el padre Bernard Peyrous: Una persona digna de fe vio un
95 Notas del padre Finet en Peyret Raymond, Prends ma vie, Seigneur, o.c., p. 263.
96 Guitton, o.c., p. 196.
97 Guitton, o.c., p. 97.
98 Guitton, o.c., pp. 103-104.
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día a Marta toda iluminada como por un sol durante unos 20 minutos, mientras la habitación estaba totalmente a oscuras99.
También parece que tenía el don de la hierognosis o conocimiento de lo sagrado. Un día un sacerdote fue a darle la comunión en un portaviáticos. Marta, antes de abrirlo le dijo: Jesús no está ahí. El sacerdote miró y estaba vacío, debiendo bajar hasta el Foyer para buscar la hostia consagrada100.
En otra oportunidad, en febrero de 1939, estaba hablando con Monseñor Marzioux y de pronto le dice: Jesús está ahí. Casi al instante, entraba el padre Finet, trayendo la comunión101. Ella había reconocido a distancia la presencia real de Jesús en la Eucaristía.
2. LA GRAN REVELACIÓN
Ya hemos indicado anteriormente que el día en que el padre Finet conoció a Marta, el 10 de febrero de 1936, Marta le habló de los Foyers de luz, de caridad y de amor, que Dios quería instituir en la Iglesia. Y le dijo de parte de Dios que él debía hacerse cargo de la Obra y ser el padre espiritual de todos los Foyers del mundo.
También le habló que en los Foyers deberían dar retiros espirituales y que el primero sería ese mismo año el 7 de setiembre. El padre Finet, con el consentimiento de su obispo y de su director espiritual, se lanzó a cumplir la voluntad de Dios. El primer retiro recibió a 33 personas. Fue un verdadero Pentecostés. En la tarde del día 8 fue el padre Finet, acompañando al padre Faure, a llevarle la comunión a Marta y por primera vez ella lo llamó padre. Ese día recibió el padre Finet la paternidad de los Foyers y le dio la comunión a Marta.
Al día siguiente, el padre Finet subió a verla con dos de las que asistieron al retiro, la señorita Elena Fagot y Marie-Ange Dumas que eran profesoras y regresarían para hacerse cargo de la escuela de niñas de Châteauneuf. Los tres fueron los primeros miembros del primer Foyer de Charité (caridad), que no era una simple casa de retiros espirituales sino una Comunidad cristiana a imagen de la sagrada familia de Nazaret.
99 Peyrous Bernard, o.c., p. 199.
100 Ib. p. 194.
101 Revista L´Alouette de marzo de 1986, p. 30.
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Pero el diablo presintió el fruto de estas Comunidades o Foyers de charité y en la noche del sábado al domingo, al terminar el primer retiro, se hizo presente. Todos se despertaron sobresaltados. En la cocina las ollas se movían haciendo un estruendo impresionante, como si se estuvieran rompiendo cosas. Pero al ir a ver, todo estaba en orden. Monseñor Pic, ordenó exorcizar la casa.
El 8 de diciembre de ese año 1936, los tres primeros miembros, Elena Fagot, Marie-Ange Dumas y el padre Finet, se consagraron en la habitación de Marta para la Obra de los Foyers, ofreciendo su consagración a Dios por manos de María. Ellas manifestaron: El día 8 de diciembre después del mediodía nos consagramos en la habitación de Marta, en unión con el padre. Lo hicimos con el texto de abandono que hizo Marta el 15 de octubre de 1925. Nosotras éramos muy ingenuas para atrevernos a comprometernos con una entrega total, pero el Señor debió aceptarnos como a niñas ignorantes que éramos.
El padre Finet tuvo que volver a sus obligaciones en Lyon, pero regresó para el segundo retiro que se dio del 26 de diciembre al 1 de enero de 1937.
La noche del 31 de diciembre al 1 de enero la pasaron en adoración, lo que es una tradición desde entonces en todos los Foyers del mundo. A las 6:45 a.m. la tierra tembló y todos se asustaron. El diario de Grenoble del día siguiente relató que se había sentido una sacudida sísmica en la región, pero no había habido daños materiales ni personales. ¿Habría sido de nuevo Satanás, que quería manifestar su rabia?
Pero también Dios se manifestó con su poder en la vida de los ejercitantes y, según testimonios de los asistentes, sintieron el olor de un perfume maravilloso en la pequeña capilla, del que muchos dieron testimonio. El padre Finet afirmó que la misma cosa se sintió en la habitación de Marta. ¿Sería la presencia de Marta entre los ejercitantes como ha ocurrido en muchas ocasiones en las vidas de ciertos santos, que manifestaban su presencia real e invisible por medio de un perfume? Al final del retiro se presentó Monseñor Pic y les dijo: Les traigo la bendición de la Iglesia.
Desde entonces, al terminar cada retiro tienen la costumbre de poner una canasta en la que los ejercitantes depositan lo que deciden donar y a eso llaman la canasta de Marta. Gracias a estas canastas muchísimos paquetes de tres, diez o veinte kilos se han enviado a los pobres de distintos países y también a los presos.
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Ella, a pesar de estar ciega y paralizada, daba instrucciones precisas. Decía: Manden esas medicinas a ese Foyer de América del Sur; como sobra un poco de espacio en la caja, agreguen unos rosarios o algunas golosinas. Cuando se trataba de enviar paquetes a los presos, especialmente a los condenados a muerte, les escribía algo personal. Uno de los condenados a muerte, convertido, fue Jacques Fesch, guillotinado a los 27 años y que le debía mucho a Marta. Otro condenado a muerte llamado Bontemps se fumó antes de morir el último cigarrillo que le habían enviado en un paquete de Marta. Todos ellos estaban muy agradecidos por los regalos.
Una asistenta social que visitaba en la cárcel a los condenados a muerte, aseguró: Marta los conocía por su nombre y me sucedió varias veces que entraba en sus celdas, cuando estaban a punto de abrirse las venas. Entonces yo sentía la presencia de Marta. Sin ella no habría podido continuar mucho tiempo con mi trabajo. Un día un condenado a muerte me dijo: “Marta es mi mamá”102.
Pronto se vio que las Comunidades de los Foyers no podían estar en el edificio de la escuela. El Señor le manifestó a Marta el 20 de setiembre de 1940 el plan preciso para la construcción del edificio del Foyer en Châteauneuf. Eran tiempos de guerra y no parecía ser el momento indicado, pero Marta los animó a comenzar.
El 23 de setiembre el padre Finet escribió: El buen Dios le ha mostrado a Marta durante la Pasión del viernes del 20 de setiembre el plan del Foyer (con los detalles de cómo debía estar diseñado). En el interior, entre la escuela y el Foyer, había que plantar árboles, árboles bellos, no ordinarios, y habría una estatua de Nuestra Señora de Fourvière en medio de un bosque103.
Durante la segunda guerra mundial siguieron los trabajos del nuevo Foyer, aunque lentamente. Como eran tiempos de guerra, hubo que acomodar los salones de la escuela y lo que estaba construyéndose para acoger a los heridos y a los que pasaban huyendo de los alemanes. El Foyer se convirtió en casa de acogida, dando alimentación a todos con generosidad. La escuela y los salones disponibles estaban llenos de gente. Los miembros del Foyer se las ingeniaban y trabajaban para encontrar alimentos, recorriendo en bicicleta las granjas vecinas a pesar de que los alemanes requisaban los alimentos.
En el Foyer también ocultaban judíos perseguidos por los nazis. Los de la Resistencia francesa no veían con buenos ojos al Foyer, pensando que estaban
102 Revista L´Alouette, agosto-setiembre de 1981, p. 62.
103 Peyrous Bernard, o.c., p. 141.
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relacionados con los alemanes, pues no entendían que pudieran seguir construyendo en aquellas circunstancias. Por ello, les causaban problemas, pero supieron ganarse la estima de todos al atender a los heridos de guerra en la enfermería que se abrió en el Foyer.
En 1941, en plena guerra, empezaron los retiros llamados de cristiandad, es decir, retiros mixtos, lo que en aquel tiempo era algo muy novedoso.
El 14 de julio de 1944 un avión alemán fue derribado en las cercanías del Foyer. Vehículos blindados alemanes fueron a buscar a los dos miembros de la tripulación, que habían sido capturados por la Resistencia. Al no encontrarlos, fueron a Châteauneuf y mataron a varias personas, y anunciaron que el domingo 16 de julio incendiarían el pueblo. En el Foyer se pusieron a rezar intensamente y gracias a Dios llegó una contraorden de la Kommandantur.
Cuando llegó la liberación en setiembre de 1944 y pasó el peligro, el pueblo y el Foyer habían sido librados milagrosamente de la destrucción.
Los edificios del nuevo Foyer fueron puestos en servicio en noviembre de 1947 y la bendición la hizo monseñor Pic el 17 de mayo de 1948 ante gran concurrencia de sacerdotes y fieles. También monseñor Pic bendijo la hermosa estatua de Nuestra Señora del Foyer, que domina la entrada y que es obra del escultor Hartmann.
3. LOS FOYERS
Son unas 100 Comunidades esparcidas por el mundo entero en más de 70 países, reconocidos por la Iglesia en 1984 como una asociación de fieles de derecho internacional que dependen del Consejo Pontificio de laicos. Monseñor Cordes, secretario del Consejo Pontificio de laicos anunció en 1985 la aprobación de los Estatutos por un período de prueba. Ya han sido aprobados definitivamente. Estos Foyers de charité son comunidades de cristianos, hombres y mujeres, que viven juntos su consagración a la obra de la evangelización, en especial a través de los retiros espirituales, bajo la dirección de un sacerdote, que es el Padre de la Comunidad.
Como vemos, no se trataba de una simple escuela o escuelas, sino de Comunidades de amor en las que todos los miembros debían ser santos, resplandeciendo por el ejercicio de la caridad y el don de cada uno de sí mismo a Dios.
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Esta Obra debía llegar a todos los confines del mundo y sería un refugio para los pecadores y para los que sufren desgracias humanas. Jesús le dijo a Marta: Quiero que el Foyer sea un fuente resplandeciente de luz, de caridad y de amor. Un centro de grandes resurrecciones espirituales, un oasis vivificante para las almas de buena voluntad desanimadas por los escépticos, una casa para los pecadores104.
Deseo hacer una cosa nueva y muy grande para nuestra gloria. Quiero recibir aquí un amor y una gloria infinita. Deseo que todos los miembros de la Obra sean santos, que irradien con el ejemplo una vida profundamente sobrenatural por el ejercicio incesante de la caridad y por el don de sí a cada uno en una total donación a Dios.
Irradiaré sobre la Obra y sobre cada uno de sus miembros oleadas de luz y de gracias. Haré prodigios asombrosos. También mi santísima Madre hará maravillas extraordinarias. Las mismas maravillas de los primeros tiempos de la Iglesia se reproducirán aquí y aún más grandes. Mi santísima Madre será la Reina que dirigirá la Obra con su presencia maternal y la Obra conocerá un verdadero triunfo que llegará hasta los últimos rincones de la tierra.
El Foyer de será la Casa de mi Corazón, abierta a todos. Su resplandor crecerá a la medida de lo infinito y de lo eterno105.
El 6 de enero de 1973, el padre Finet, hablando sobre los Foyers en una reunión en Châteauneuf, dijo: Los miembros de los Foyers debemos ser fieles a nuestra consagración según san Luis Grignion de Montfort, no sólo rezada con los labios, sino vivida con el corazón. En segundo lugar, debemos ser fieles a nuestra vida mariana, pues los Foyers han nacido con María al pie de la cruz, mientras Marta vivía sobre la cruz. Y tercero rezar el rosario, que es una manifestación de nuestro amor a María. ¿Por qué amo yo el rosario? Porque la Virgen lo ha pedido siempre y ella lo ama, y porque los que lo suprimen, no lo reemplazan nunca por otra cosa106.
El 25 de noviembre de 1977 dijo el padre Finet: La Virgen María es la madre de nuestros Foyers. El sacerdote siempre debe estar a la escucha de María para cumplir bien su rol de padre.
104 Antier Jean Jacques, o.c., p. 101.
105 Ravanel, o.c., pp. 130-132.
106 Pagnoux Jacques, Marthe Robin, Ed. Fayard, 1995, p. 33.
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La obra de los Foyers se ha extendido ya por el mundo entero. Hacia 1970 eran 4.000 los que hacían retiros cada año. Número que sigue aumentando, pues hay retiros donde asisten más de 300 personas. Actualmente se calcula que hay unos 10.000 ejercitantes por año. Marta sigue hablando al mundo por medio de los miembros de los Foyers. Y sigue diciéndonos a todos que vale la pena fiarse de Dios y que Dios no se deja ganar en generosidad. Y nos da mucho más de lo que podemos pedir o pensar (Ef 3, 20).
4. ALGUNOS PENSAMIENTOS DE MARTA
a) LA VIDA CRISTIANA
Me parece que ya no soy sino una cosita en los brazos de Dios y así me quedaré hasta la muerte... No sé lo que Él quiere hacer de mí, pero lo acepto todo. Todo lo que viene de Dios y lo que Él quiere de nosotros, es bueno. Sí, todo para mí es bueno... Todo es infinitamente grato y dulce a mi alma, porque Él lo quiere así. Me refugio en su Corazón, unida a María, mi madre, a quien tanto amo. De ahí no quiero salir más107.
Toda vida cristiana es una misa y toda persona es una hostia. Ustedes mismos son la hostia de su sacrificio y de su misa; son ustedes, con todo lo que son, lo que tienen y lo que hacen. El sacerdote toma la hostia en sus manos y la ofrece a Dios. Ustedes también deben ofrecer a Dios su hostia, que es ustedes mismos. Tomen todo y ofrézcanlo sin reservas a Dios con Jesús. Tomen su cuerpo y sus sentidos, su alma y sus pensamientos, su voluntad con sus deseos, su corazón con sus afectos. Tomen su vida entera de cada día con todos los trabajos, sufrimientos, luchas y buenas acciones y digan: “Señor, todo esto es para Ti, te lo ofrezco en unión con Jesús por el Corazón Inmaculado de María y con tu sacerdote en el sacrificio del altar”. Deben hacer la ofrenda de ustedes mismos totalmente, generosamente y alegremente. Ofrezcan a Dios lo mejor de ustedes mismos108.
b) LA ORACIÓN
La vida de oración es vida de amor. ¡Qué fácil y dulce es orar cuando se ama! Y ya que debemos orar, ¡oremos! Oremos antes de
107 2 de marzo de 1927.
108 Peyret Raymond, Marthe Robin, L´offrande d´une vie, o.c., pp. 323-324.
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hablar, antes de trabajar, oremos en la acción, en el descanso y en medio de la muchedumbre, recemos sin interrupción. La oración es un apostolado. Si hubiera para nosotros algo mejor que la oración, Nuestro Señor nos lo habría enseñado, pero Él nos enseña y recomienda, sobre todo, velar y orar. ¡Que nuestra vida sea una vida de oración! Dice san Pablo: “Ya coman, ya beban, ya hagan cualquier otra cosa, háganlo para gloria de Dios”, lo que quiere decir, orando...
Orar es el más importante e imperioso de nuestros deberes. Que todas nuestra oraciones y nuestros cantos salgan del corazón como flechas encendidas de amor. Ofrezcamos nuestros sufrimientos, nuestros sacrificios y nuestro trabajo. Hagamos penitencia por un misionero, por los sacerdotes, por nuestros pastores. La comunión de los santos es ayuda mutua y fraternal… ¡Te amo, oh mi Jesús, te amo!109.
c) EL SUFRIMIENTO
Siento cuán dulce es amar el sufrimiento y, sobre todo, en el sufrimiento, puesto que el sufrimiento es la escuela incomparable del verdadero amor… Sólo se aprende a amar en el sufrimiento y por el sufrimiento. El sufrimiento verdadero se edifica, no en las delicias humanas de la vida presente, sino en el despojo y en la renuncia de sí mismo, estando sobre la cruz110.
Sufrir es algo grande con la condición de que se sufra santamente. El sufrimiento tiene el valor que le da el que lo sufre. Lamentablemente, podría, y es a menudo el caso, no tener ningún valor. Ojalá no suframos inútilmente, pues sería muy triste, demasiado triste. Suframos por Dios, por las almas, con paz y por amor111.
Un día de dolor muy grande, después de un acto de abandono humilde, pero muy confiado, Jesús se reveló espiritualmente a mí como el Dios y esposo de mi alma, que vive y actúa en ella. Conocí y amé a la Trinidad gloriosa, a la Inmaculada Virgen María, a los ángeles y a los santos. Comprendí el papel admirable y maternal de la santa Iglesia, la hermosura de su doctrina, a la vez tan alta y tan sencilla… Luego, casi sin
109 Diario, 26 de enero de 1930.
110 17 de marzo de 1927.
111 Diario, 6 de enero de 1930.
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haberlo pensado, supe de pronto y me sentí como hija y protegida de san José112.
Cuando los dolores se vuelven atroces, pienso que el buen Dios, que es tan bueno, me hace sufrir en proporción al amor que le tengo y al amor que me tiene. Es por eso que siempre estoy risueña y siempre tengo tanta paz. Vivo para Jesús, unida a Jesús, y le pido morir en su amor.
d) LOS SACERDOTES
Ustedes sacerdotes no saben de lo que privan a las almas no bendiciéndolas más frecuentemente. Los sacerdotes son amados especialmente por Dios. Dios los ama como a las pupilas de sus ojos... Mi vocación es rezar por los sacerdotes para que tengan la gracia de aconsejar a las almas. El sacerdote es un multiplicador. Y, si no es un multiplicador al servicio del bien, lo será al servicio del mal113.
Encomiendo a Dios a todos los sacerdotes que conozco, que me han hecho algún bien, y a todos los sacerdotes, especialmente a los sacerdotes de Francia, y en particular, a los de esta diócesis114.
e) MARÍA MEDIANERA DE TODAS LAS GRACIAS
Tratemos de hacernos pequeños, pequeñitos, cerca de María nuestra madre, cuando sufrimos, cuando lloramos, cuando estamos solos y tristes. ¡Necesitamos tanto ser ayudados, necesitamos tanto sentir una mamá cerca de nosotros! ¿Quién no necesita ser consolado, hacerse perdonar, hacerse amar y buscar quien lo sane? Aprendamos a hacernos pequeñitos y no hacer nada sin el consejo, sin el socorro, sin la inspiración y el consentimiento de nuestra Reina querida. Que ella sea toda nuestra confianza y toda nuestra esperanza en Dios115.
Todos los bienes espirituales, y aún temporales que recibimos, pasan por las manos generosas de la Santísima Virgen. Ella no es la
112 Diario, 17 de enero de 1930.
113 Pagnoux Jacques, o.c., pp. 187-188.
114 Peyret Raymond, Marthe Robin, L´offrande d´une vie, o.c., p. 126.
115 Diario, 3 de febrero de 1930.
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propietaria de ellos, sino su depositaria y su distribuidora. Ella los consigue de “Aquel que es” y a quien pertenece todo116.
Todos los clamores, todas las súplicas, todas las alabanzas que suben de la tierra hacia Dios, pasan por María; de María a Jesús y de Jesús al Padre. De la misma manera, todas las gracias concedidas, pasan del Padre al Hijo, y del Hijo a su santa Madre, y por Ella a aquel que la invoca. Vayamos a María, que es nuestras Madre. Vayamos a ella, que es la universal mediadora entre Dios y nosotros117.
Ella es quien distribuye todos los dones, todas las virtudes, todas las gracias a quien quiere, cuando quiere, de la manera y en la medida que ella quiere118.
f) LA COMUNIÓN
La santa comunión, es decir, la comunión entre el alma y Jesús, es lo más grande, más santo, más misericordioso y más amante después de la unión de la divinidad con la humanidad (por la Encarnación) y después de la Redención. La inteligencia humana no puede concebir nada más grande para el hombre sobre la tierra. El poder divino no puede hacer nada más grande para demostrarnos su amor… Felices las almas que tienen la alegría de comulgar todos los días. Felices quienes en su lecho de muerte ven que les precede en el cielo cada una de aquellas numerosas jornadas que estuvieron perfumadas, santificadas y consagradas, por la santa comunión. Comulguemos a menudo, muy a menudo, pero con un corazón contrito y humillado, con un alma bien pura y cuidadosamente preparada. Así la comunión no podrá menos de ser agradable a Dios y saludable para nuestra vida entera119.
¡Oh santa Eucaristía! ¡Oh dulce y divino misterio! ¡Oh santa Eucaristía, verdadera hoguera de amor! ¡Tú eres la delicia de mi vida!120.
Como Marta, durante años, sólo recibió la comunión una vez a la semana, ella hacía muchas comuniones espirituales. El 7 de setiembre de 1930 declaró: En mi vida de enferma ha sido muy dulce para mí comulgar
116 Ibídem.
117 Ibídem.
118 Ibídem.
119 Diario, 6 de marzo de 1930.
120 Diario, 18 de marzo de 1930.
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de deseo (comunión espiritual). Al comulgar así no molesto a mi padre espiritual y sólo dependo de mi amado Jesús. Si yo no hubiera conocido esta manera de comulgar, no habría podido vivir121.
Un día de éxtasis tuve el conocimiento de la inmensa dulzura de la comunión espiritual. El Corazón de Jesús latió en mi corazón… Para mí toda mi ciencia (teológica) es el amor y la unión de mi alma con Dios por Jesucristo y con la santa Virgen. Ahí está mi Todo y no deseo saber más122.
g) LA MUERTE
La gente se extraña cuando les digo que vivo para morir, que la muerte es la gran meta y el sentido de mi vida. La muerte es la gracia de las gracias y el coronamiento de nuestra vida cristiana. No es un fin, como muchos desgraciadamente aún lo piensan, sino el comienzo de un hermoso nacimiento. No marca la hora de la extinción de una criatura humana sino de su verdadero desarrollo, su plena realización en el amor… Para mí Cristo Jesús es mi vida. Por lo tanto, morir será una ventaja, ya que el gran efecto de la muerte será correr el velo de la sombra que me esconde las maravillas de Dios. Todo pasa. Sólo Dios y el alma son inmortales. Pensemos seriamente en eso. Pongamos en nuestra vida el pensamiento, la preocupación y la inquietud por las cosas eternas.
Cuando pienso en la muerte próxima, me digo: “Tanto mejor, pronto iré a ver al buen Dios”… Que mi alma viva sólo para Dios. Ahí está la salvación123.
REFLEXIONES
Hemos visto algunos hechos maravillosos en la vida de Marta que sólo pueden ser explicados por el poder de Dios. Fueron 50 años en que no comió ni bebió nada a excepción de la comunión, que recibía cada semana, pues su casa estaba lejos del pueblo. Normalmente la recibía a distintas horas, pues no tenía
121 Manteau-Bonamy, Marthe Robin sous la conduite de Marie, Ed. Saint Paul, 1955, p. 72.
122 Diario, 17 de enero de 1930.
123 Diario, 31 de diciembre de 1929.
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problemas con el ayuno exigido desde las doce de la noche anterior y casi siempre era los miércoles. En ocasiones, también otros días. Pero tampoco dormía, lo que para los médicos es un caso más difícil de explicar que la misma inedia o ausencia de alimento y bebida. Sin embargo, ella era intensamente activa y sufría mucho en los éxtasis y fuera de ellos. Y hablaba durante horas, sobre todo los días de visitas.
Respecto a la inedia, si bien es cierto que se han constatado algunos casos de gurús u otras personas que han pasado mucho tiempo sin comer, ellos estaban en un estado de inacción total, como dormidos, sin llevar una vida normal. En el caso de Teresa Neumann y de otros santos han llevado una vida de trabajo normal; y Marta era muy activa, aunque estuviera inmóvil. Algo todavía más inexplicable es que Marta, al igual que otros santos, sangraba mucho durante los viernes que vivía la Pasión y muchos días entre semana tenía lágrimas de sangre. ¿De dónde salía esa sangre si no comía ni bebía y mantenía su peso y su tensión arterial normal?
Estuvo más de 40 años sin moverse en absoluto y ciega. Y, a pesar de todo, Dios hizo maravillas por su medio a través de la Obra de los Foyers y de los miles de visitantes que fueron a verla y a quienes encaminaba hacia Dios. Han sido muchos miles de ejercitantes que se han convertido por medio de los retiros de los Foyers en todo el mundo. Ella podría decir las palabras del Magníficat: El Señor ha mirado la humildad de su sierva y todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el poderoso ha hecho obras grandes por mí (Lc 1, 48-49).
Sólo en el cielo se conocerán muchas de las maravillas que Dios obró a través de ella, porque los santos suelen ser muy reservados para hablar de sus cosas, pero ya hemos visto algunos datos concretos sobre sus viajes de bilocación, su discernimiento de espíritus, los milagros que Dios hacía por su intercesión en vida y después de su muerte y, sobre todo, cuántas almas habrán sido salvadas por medio de su oración y de sus sufrimientos, ofrecidos generosamente al Señor.
Marta podría decir con san Pablo: En la flaqueza llega al colmo el poder. Muy gustosamente continuaré gloriándome en mis debilidades para que habite en mí la fuerza de Cristo: Por lo cual, me complazco en las enfermedades, en los oprobios, en las necesidades, en las persecuciones, en los aprietos por Cristo; pues, cuando parezco débil, entonces es cuando soy fuerte (2 Co 12, 9-10). Dios ha escogido lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido lo débil del mundo para confundir a los fuertes. Ha escogido lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que es, para que nadie pueda gloriarse ante Dios (1 Co 1, 26-29).
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Marta supo confiar en Dios, porque lo conocía por experiencia personal y sabía que era un Dios bueno, un Padre amoroso, que siempre está a nuestro lado para cuidarnos y protegernos en la medida en que lo invocamos y confiamos en Él. Por eso, recordaba las palabras de Jesús: No tengas miedo, solamente confía en mí (Mc 5, 36).
Marta confió plenamente en Dios y, a pesar de su vida de dolor, se sintió inmensamente feliz de cumplir su misión y salvar millones de almas. Ella era una persona alegre y sonriente y con mucho sentido del humor. El padre Finet decía en una conversación con los miembros de los Foyers el 19 de diciembre de 1983: ¿Es que creen que Marta hubiera podido sufrir cincuenta años de martirio, como ella vivió, si no hubiera sido sostenida por una alegría interior que venía de su unión total con Jesús y con la Santísima Trinidad? Marta tenía siempre alegría en el corazón, porque amaba a Dios. Marta nunca cesó de tener alegría, porque la alegría es fruto del amor. Si Marta hubiera cesado un minuto de amar, ella no habría podido sufrir más124.
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124 Pagnoux Jacques, o.c., p. 125.
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CONCLUSIÓN
Después de haber leído la vida de Marta Robin nos queda el sentimiento firme de que realmente el mundo espiritual es algo real, que las verdades de fe, que la Iglesia nos ha propuesto siempre, son verdad y que los que sólo creen en lo que se ve, en lo material, despreciando a los que creen, son ciertamente unos ignorantes.
La vida de Marta Robin, como la de otros muchos santos, es una reafirmación de que Dios existe, que Dios es bueno, que nos ama infinitamente y que el sentido de nuestra existencia está en amarlo a Él sobre todas las cosas y a los demás como hermanos nuestros. Vivir la fe católica significa creer en la realidad de la presencia de Jesús en la Eucaristía, como ella creía. Podía demostrarlo, porque sólo vivía de ella. Jesús Eucaristía era su fuerza y alimento, de modo que podía llevar una vida de total actividad intelectual, a pesar de estar inmóvil en cama, hablando durante horas con sabiduría y con conocimiento sobrenatural de muchas cosas, que era imposible que supiera naturalmente.
Decía Jesús que por sus frutos los conoceréis. Si no hubiera otra razón que los frutos de su vida, diríamos que la vida de Marta fue ciertamente una vida prodigiosa por todo el bien que hizo a cuantos la visitaron y a cuantos asistieron y siguen asistiendo a los retiros de los Foyers de charité a lo largo del mundo. Que ella nos guíe en nuestro camino hacia Dios.
Que Él nos bendiga por medio de María, a quien Marta tanto amó. Saludos de mi ángel y saludos a tu ángel.
Tu hermano y amigo del Perú.
P. Ángel Peña O.A.R.
Parroquia La Caridad
Pueblo Libre - Lima - Perú
Teléfono 00(511)4615894
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Pueden leer todos los libros del autor en
www.libroscatolicos.org
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BIBLIOGRAFÍA
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En el Perú existe el Foyer de charité “Santa Rosa”: casa de retiros espirituales. En Av. Bernardo Balaguer s/n Km. 19 en la Carretera central.
Apartado 128 Ñaña-Lima 08 Perú Teléfono 3590101
Mail:foyerperu@yahoo.es www.foyerperu.com
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